Un grupo de militantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) amenazó ayer con iniciar en breve la toma del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, luego de arremeter contra sus dirigentes por no mostrar avances en las mesas de negociación con autoridades del Gobierno federal, a cinco días de iniciar movilizaciones.
Pese a la explicación de los representantes de lo sucedido en la mesa de negociación con autoridades de la Secretaría de Gobernación, SEP e ISSSTE, la inconformidad fue notoria cuando informaron que la reunión con la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, sería hasta el viernes, sin avances satisfactorios al pliego petitorio.
Luego de ser abucheada por algunos trabajadores de la educación al salir de la mesa de negociación, la secretaria general de la Sección 22 del magisterio oaxaqueño, Yenni Pérez Martínez, dijo que la toma del Aeropuerto se llevaría a cabo de manera organizada, a fin de evitar carpetas de investigación y aprehensiones.
“No se dejen engañar por quienes andan diciendo que nos vendimos. No estamos de parte del estado, estamos de parte del movimiento y no los vamos a defraudar”, expuso la dirigente sindical, después de la inconformidad que mostraron varios de los militantes.
La dirigencia de la CNTE pidió unidad en esta jornada de lucha y no generar divisionismos; informó que las movilizaciones se mantendrán hasta lograr la abrogación a la Ley del ISSSTE 2007 y otras de carácter central.
De la mesa de negociación con la Segob, la dirigencia de la CNTE informó a la base trabajadora que se acordó un receso para continuar con la Asamblea Nacional y decidir las próximas acciones de protesta, ante la falta de solución por las autoridades.
“La Asamblea será sabia para tomar decisiones. Nos vamos con respuestas o no nos vamos de la jornada nacional de la CNTE”, expuso Pérez Martínez, después de que cientos mostraran el rechazo a la falta de respuestas inmediatas y satisfactorias.
Por varios minutos, luego de concluir con el mitin frente a la Segob, los dirigentes fueron abucheados y les lanzaron botellas de agua, en medio de acusaciones de vender del movimiento y desgastar a los trabajadores.