El proceso de vacunación anticovid en el segundo día de la jornada para personas de 50 a 59 años, inició y concluyó ayer de manera acelerada en diferentes centros de aplicación, donde se pasaban bloques de hasta 50 personas cada 10 minutos.
A diferencia del primer día de vacunación, los organizadores y el personal de salud iniciaron desde temprana hora y la mayoría de los asistentes no tuvo que esperar varias horas para poder pasar, como sí sucedió en el proceso de vacunación de personas mayores de 60 años.
En el Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO), una de las sedes donde se llevó a cabo el proceso en Oaxaca de Juárez, la indicación fue concluir la totalidad de las dosis este viernes, aunque la jornada anunciara que serían tres días de aplicación.
Voluntario, sin vacuna y con ganas de servir
Efraín Pérez Avendaño, de 34 años de edad, fue uno de los voluntarios para aplicar las dosis a las personas de la tercera edad desde el inicio del proceso de vacunación, para continuar ahora con el grupo de 50 a 59 años.
“Para mí es un orgullo pertenecer a esta profesión tan noble y tan hermosa como Enfermería. Hay mucha gente que te da las gracias y nosotros solo damos lo mejor porque a eso nos dedicamos”, expresa el joven que forma parte del área de vectores de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO).
Previo a la aplicación de las dosis y luego de realizar el llenado de jeringas, el egresado de la Facultad de Enfermería de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) recordó que desde noviembre inició como voluntario para aplicar vacunas contra la influenza y después apoyó con las dosis anticovid a los adultos mayores, profesores y de 50 a 59 años.
“A la fecha he vacunado a más de mil personas y eso me llena de orgullo. He visto mucha gente que llega desconfiada y otras muy contentas; algunos nos preguntan si de verdad les estamos aplicando la vacuna y otros quieren verla”.
El joven que tiene en proceso de trámite su titulación, afirmó que decidió apoyar como voluntario porque conoce de cerca de la enfermedad, la cual adquirió el año pasado con síntomas leves como la pérdida del gusto y el olfato, además de ser testigo del deceso de un familiar que antes tuvo que ser intubado.
“Muchos estamos aquí como voluntarios por el simple hecho de querer ayudar, por el amor a lo que uno hace”, agregó el joven que no formó parte del proceso de vacunación anticovid a personal de salud de primera línea de batalla en enero y parte de febrero.
“Yo formó parte del programa de paludismo y hasta ahora no hemos sido vacunados. A nosotros nos toca entrar a domicilios a hacer la actividad de rociado contra el dengue y como muchos esperamos la vacuna”, expresó el joven que dijo haber reforzado las medidas de prevención para evitar volver a contagiarse, ante el constante riesgo por las actividades que desempeña.
