El Zócalo, un dormitorio público; ¿hasta cuándo?

La canción de “Amarte a la antigua” se oyó al fondo de la calle Independencia frente a la Alameda de León, ahí a unos pasos de instituciones comerciales en donde suelen pasar cientos de carros al día que ahora está ocupada por casas de campaña y comerciantes ambulantes.

Era la noche del martes, el séptimo de un plantón magisterial que convirtió a las primeras cuadras del Centro Histórico en un gran dormitorio público y junto con ello, comerciantes encendieron las luces e instalaron la verbena.

Un hombre con guitarra en mano pasó cantando un hit del cantante Pedro Fernández, en los puestos de tacos, tostadas, quesadillas, postres y una gama de comida, con la intención de amenizar la estancia de quienes durante el día, obstruyeron el paso vehicular en más de 4 cruceros importantes de acceso a la capital.

A un costado, al lado de la Catedral de la Ciudad de Oaxaca, profesores carcajeaban al contarse historias y bromas pesadas.

Este grupo cubrió sus casas de campaña con una enorme lona azul para protegerse de las inclemencias del tiempo y entre plásticos amarrados con mecates, descansaban.

Era aproximadamente a las 20:00 horas y el termómetro marcó 25 grados centígrados, que estaba acompañado por un ligero viento que les creaba mejores condiciones climatológicas. Esta vez, no hubo lluvia o nubes que les amenazara la estancia en las calles de la ciudad.

A ver maestros que están haciendo en plantón, véngase para acá, a esos que estaban bloqueando”, dijo un payaso quien diariamente ofrece un espectáculo a pasos del atrio de la Catedral.

El olor a aceite quemado, a plátanos fritos, a tacos y a una gama de fritangas inundó las calles, en medio de esta protesta magisterial que dejó a miles de estudiantes sin clases.

Una joven que salió de trabajar de un negocio de esta zona, tuvo que sortear su paso entre mecates, plásticos, y puestos de comida que instalaron los trabajadores de la educación.

Y mientras salía de este lugar, expresó: ¿Hasta cuándo se van a quitar?”