Presas de Tlalixtac, atractivos amenazados por la sequía

Debido a la temporada de estiaje, por la que los afluentes y cuerpos naturales de agua tienden a bajar sus niveles, las presas de Tlalixtac de Cabrera han disminuido su volumen. De las dos presas de este municipio de la zona metropolitana de Oaxaca, La Azucena es la que menos agua tiene, aunque no se descarta que el nivel baje más en las siguientes semanas, según lo que observan prestadores de servicios.

Ahorita ha sido uno de los niveles más bajos a los que ha llegado en esta temporada”, explica Sergio Caravantes, quien ofrece la renta de lanchas para las familias y demás visitantes que acuden a este lugar. Al depender de las lluvias y debido a que estas fueron menos en la temporada pasada, los lugareños consideran que han sido insuficientes para llenar las presas del estado.

En La Azucena, Sergio incluso considera que “es más lodo que agua”, algo que podría agravarse con la evaporación, la filtración o el uso del agua para riego de follaje en la zona. De seguir a ese ritmo, la presa “se secaría por completo”.

Esta presa de Tlalixtac de Cabrera es uno de los atractivos turísticos de la zona metropolitana de Oaxaca, aunque en Semana Santa no han llegado tantos visitantes como los que se esperaban. Para Sergio y otros vendedores o prestadores de servicios, al desaparecer el agua de las presas de la zona se pierde también la actividad económica de quienes tienen sus negocios ahí.

Así como en la presa La Azucena, la del Estudiante también presentaba este fin de semana un nivel bajo. Sin embargo, parecía tener más agua que la primera.

Ubicadas en la carretera que conduce a Tuxtepec y a Huayápam, ambas presas son visitadas por oaxaqueños y nacionales, principalmente. Las familias acuden a ellas para admirar su belleza, hacer alguna actividad recreativa o para comer al aire libre. Incluso, para recorrer a caballo alguna de las áreas o aventurarse en la tirolesa que tiene la de El Estudiante.

Pero más allá del atractivo turístico o de esparcimiento familiar, su agua es usada para el riego de follaje, algo que mantienen habitantes del municipio más allá de la siembra de milpa en la temporada de lluvias.