Ante la temporada baja del sector turístico, habitantes y artesanos de esta comunidad, demandaron a las autoridades estatales y federales mayor difusión turística para que las y los visitantes lleguen hasta esta comunidad conocida como la tierra de los alebrijes.
De acuerdo con los comuneros que cada año participan en el tradicional carnaval, en años anteriores arribaban miles de turistas para formar parte de estas actividades que se llevan a cabo para recibir la cuaresma, sin embargo, en este año la afluencia de visitantes decayó hasta en un 50 por ciento.
No sabemos qué pasó, si fueron nuestras autoridades municipales o los gobiernos estatales y federales los que no promovieron esta festividad del carnaval, en años anteriores veíamos las calles inundadas por miles de turistas, ahora está muy triste, uno que otro turista y no se ve gran movimiento”, señaló Arturo Aguilar, quien es uno de los diablos más reconocidos en esta comunidad.
Expuso que en años anteriores escuchaba y veía en los medios de comunicación los programas y las fechas de inicio de los carnavales, “pero este año solo se colocó un pequeño letrero en la entrada del pueblo, parece que no hubo mucha organización y faltó mayor difusión”, destacó.
El sector artesanal no se ha recuperado
Por su parte, la artesana Rocío Ojeda Sánchez, del taller el Encanto del Cajete, mencionó que desde la emergencia sanitaria por Covid-19, el sector artesanal de esta comunidad no se ha recuperado y las ventas se mantienen bajas.
Hasta ahora todo sigue bajo en ventas, a raíz de la pandemia no nos hemos podido recuperar al 100 por ciento de como veníamos en años anteriores, esperemos que los turistas nos visiten con más frecuencia”, comentó.
Explicó que la elaboración de los alebrijes sigue siendo la principal actividad económica de la población, por lo que es importante que las autoridades impulsen este sector artesanal de donde dependen al menos el 90 por ciento de los habitantes de Tilcajete.
Como artesanas aprendemos desde muy pequeñas a elaborar los alebrijes, en mi caso desde los 6 años de edad, para hacer figuras pequeñas me tardo todo el día tallando la madera y si son figuras grandes me tardo semanas hasta meses, lo hacemos con mucho cariño y amor por nuestro trabajo y la recompensa es cuando la gente valora lo que tenemos en el taller”, apuntó.
