Víctimas:
- 27.8% – sector comercio
- 22.7% – sector de los servicios
- 19.4% – la industria
Las redes sociales y las secciones policiacas de diarios locales han multiplicado los reportes por el robo a establecimientos comerciales, sea mediante el robo hormiga, hurtos con violencia e, incluso, con el uso de armas de fuego para perpetrar los ilícitos. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas 2022 (ENVE), a las firmas oaxaqueñas, la delincuencia le significó pérdidas por 1 mil 863 millones 366 mil 880 pesos.
Las estadísticas oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan que, en promedio, cada golpe de la delincuencia representa una pérdida por 22 mil 542 pesos para las empresas oaxaqueñas que, si bien es cierto el costo del delito en la entidad es 39.5% menor al promedio nacional de 56 mil pesos 936 pesos por “golpe” esto represente una verdadera sangría para las firmas locales que, además de los hurtos, deben invertir en cada vez más costosas medidas de protección.
De acuerdo a una consulta realizada por EL IMPARCIAL, El Mejor diario de Oaxaca a las bases de datos del ENVE 2022 y 2020, el costo global del delito disminuyó en 14.9% en dos años dado que el INEGI reportó que los negocios en el estado reportaron pérdidas por 2 mil 190 millones 826 mil 571 pesos en 2019 contra los 1 mil 863 millones de pesos el año pasado, una disminución de 327 millones 459 mil 691 pesos.
El hoyo que la delincuencia deja en las cajas registradoras, la facturación, bienes muebles e inmuebles de las firmas locales representan un severo golpe al ahorro estatal, a la generación de empleos. Por ejemplo, el año pasado 11.6% de las unidades empresariales, más de uno de cada 9, dejaron a un lado los proyectos de ampliación o inversión en su negocio, aunque esa cifra es mejor que la mostrada en 2019, cuando 13.8% cancelaron planes de crecimiento para el establecimiento junto con inversiones.
El año pasado, 44 mil 820 empresas fueron víctimas de algún delito, lo que representa el 31.7% del total de unidades de Oaxaca. En 2019, de acuerdo a las estadísticas, la delincuencia afectó directamente a 56 mil 657 y alcanzó al 39.5% de unidades empresariales, con lo que hubo una disminución de casi 8 puntos porcentuales en la cifra de negocios afectados.
El golpe asestado al ahorro global de las y los empresarios oaxaqueños es equiparable al 0.07% del Producto Interno Bruto del estado de Oaxaca que en 2020 alcanzó la cifra de 237 mil 177 millones de pesos.
La ENVE estima en 210 mil 871 las empresas oaxaqueñas para quienes el delito les significó pérdidas por 789 millones 851 mil 427 pesos. Cada incursión de la delincuencia a una nave industrial, una bodega, un establecimiento dejó un quebranto estimado en 17 mil 619 pesos, arrojan las cifras oficiales.
De una somera revisión se desprende que las empresas oaxaqueñas son las que menos pérdidas en promedio por costo del delito. Una empresa instalada, por ejemplo, en la ciudad de México, perdió en promedio más de 95 mil pesos, aunque las cifras no son consuelo alguno.
La creciente delincuencia y sensación de inseguridad, además de las afectaciones por haber sido víctimas directas de algún hecho fuera de la ley obligó a 82 mil 663 empresas oaxaqueñas a tomar medidas de protección, desde colocar rejas, vallas, contratar o colocar personal de vigilancia y seguridad, detectores de movimiento, iluminación o sistemas cerrados de cámaras de televisión.
Estas últimas han permitido, en algunos casos, observar fehacientemente el modus operandi de delincuentes cuando incursionan en una empresa, observar sus rostros y los hemos visto en redes sociales; sin embargo, en poco han contribuido las autoridades para terminar con la impunidad o los delitos.
De la ENVE se desprenden que las firmas oaxaqueñas gastaron 1 mil 073 millones 515 mil 453 pesos para echar mano de alguna medida de protección; en promedio, un negocio o empresa ha debido invertir 17 mil 141 para contener o prever algún hecho delictivo.
Como medidas preventivas, los dueños de los negocios dejaron de asistir a los establecimientos; las firmas dejaron de manejar efectivo, cancelaron rutas de distribución de productos, evitaron hacer negocios con otras empresas o redujeron horarios, entre otras acciones.
