El café del comercio justo está en peligro en Oaxaca
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El café del comercio justo está en peligro en Oaxaca

En un lustro, la cafeticultura en Oaxaca ha enfrentado la crisis de la roya, los daños por los sismos y ahora un convenio riesgoso firmado por el gobierno del estado que afectaría a los productores de más bajos recursos


Parte I de II

100, 140, 160 o 190 dólares por un quintal de café. La diferencia es cuánto obtiene el productor por su trabajo. Con el convenio que firmó el pasado 6 de septiembre el gobernador Alejandro Murat con la empresa Nestlé no solo se pone en riesgo a los cafeticultores más empobrecidos del estado, sino se va contra la organización comunitaria que desde hace más de tres décadas ha luchado porque el café de Oaxaca se pague a un precio justo, asegura el padre Francisco Van der Hoff.

Radicado desde la década de los 80 en el Istmo de Tehuantepec, Van der Hoff es considerado el “Padre del Comercio Justo” por dos razones, por su función sacerdotal y porque en México fue el pionero de la iniciativa que conectó a la región istmeña con Holanda para lograr que los cafeticultores escaparan de los abusos cometidos por los coyotes.

Tras salir de Chile en los primeros años de la década de 1970 a causa del golpe de Estado contra Augusto Pinochet, Van der Hoff dirigió el Centro de Estudios Ecuménicos (CEE) y posteriormente se trasladó al Istmo, donde en propició en 1981 la creación de la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI), con cuyos integrantes, cafeticultores de diversas regiones, denunció la explotación de la que eran víctimas.

En esos años, explica, el costo de producir un kilo de café era de 92 pesos el kilo, “pero los coyotes pagaban 37, 38, descubrí que en la Bolsa de Nueva York se cotizaba en 137”, expresa en entrevista en sus oficinas de Ciudad Ixtepec.

Van der Hoff, que a partir de ese descubrimiento impulsó la iniciativa del comercio justo, ve hoy con extrañeza que a pesar de la tradición organizativa que representa la propuesta en el estado y los beneficios directos que genera para los productores, los gobiernos tanto federal como estatal le presten tan poca atención.
Peligran los más pobres

A Van der Hoff le ha tomado por sorpresa el anuncio de la administración estatal de buscar dar prioridad en Oaxaca a la empresa francesa, principalmente por su mostrado desinterés en lograr una repartición justa de las ganancias.

“El gobierno firmó un convenio con Nestlé, absurdo, Nestlé es nuestro gran competidor ¿Y tiene preferencia en Oaxaca? ¡Ah chingao!”, expresa. “Nosotros garantizamos un precio mínimo de 140 dólares el quintal, en la Bolsa está a 100, históricamente bajo, desde hace años. Nestlé se aprovecha mucho de esto, también debes tomar en cuenta que lo que va en el paquete, 8%, en los casos buenos, va al productor, 30%, 35% va al intermediario, en este caso Nestlé, y hasta 50% va al anaquel”, agrega.

Al vender su cosecha a las grandes consolidadoras de café presentes en el país, como AMSA (Agroindustrias Unidas de México) o California, el pago que establece la Bolsa de Valores de Nueva York de 100 dólares por quintal es insuficiente para recuperar los recursos invertidos en los cultivos.

Los productores organizados en UCIRI reciben por el precio base de 140 dólares por quintal, más 20 por contar con el sello de pequeños productores, más 30 por cultivar café orgánico, una suma de 190 dólares por quintal. La diferencia entre venderle a Nestlé y estar organizado con UCIRI es de alrededor de mil 650 pesos por quintal.

Aunque descarta que los productores de UCIRI sientan la “tentación” de trabajar con una “de las cacas” grandes de la industria agroalimentaria, como las llama el padre Francisco, explica que el plan plantea una contradicción para los cafeticultores de escasos recursos.

“Los productores de UCIRI no van a trabajar con Nestlé, pero no se va a apoyar a los que están en el más bajo nivel de ingresos, no puedes olvidar que un campesino gana 42 pesos al día el de ingresos más bajos, Nestlé no tiene interés en esto, aparentemente Murat tampoco, pero va a tener broncas, la postura de Nestlé es ‘yo pago lo que dice la Bolsa de Nueva York’”.

El convenio firmado por el gobierno estatal se desarrollará en 11 municipios delIstmo y de la Cañada, particularmente en la Sierra Mazateca,incluyendo a 520 productores inicialmente y teniendo como meta contar con 2 mil en 2020 a través de una inversión de 11.38 millones de pesos.

Tercera caída

La extrañeza de Van der Hoff frente a este acuerdo crece cuando recuerda que el sector cafetalero de Oaxaca está recuperándose de una grave crisis causada por la roya en 2015 y de las afectaciones de los sismos de septiembre de 2017. El trato con Nestlé puede representar una tercera caída de este sector, una más prolongada.

Si bien la emergencia por los sismos no causó afectaciones en las plantaciones, ante un proceso en el que “hubo mucha corrupción” UCIRI debió reorientar el uso de sus reservas para atender zonas donde el apoyo del gobierno llegó tarde, mal y poco.

“UCIRI tiene que interrumpir, intervenir y usar todas sus reservas para comprar lonas, cobijas, víveres, el desastre fue muy fuerte en Juchitán e Ixtaltepec y toda la atención gubernamental, el Fonden, fue a esta zona, el gobierno ni si quiera supo que hubo pueblos arriba, hubo que insistir mucho, hubo muchos compas del norte que venían con víveres pero tuvimos problemas porque no hubo paso, todo un caos”, expresa Van der Hoff.

La atención agrega, fue “muy tardía, un proceso muy escueto, muy discriminatorio, medianito justificando que el desastre fue en Juchitán e Ixtaltpec, sí fue desastroso y llegó el terremoto en México, se fue toda la atención para allá, llegó el 23 que fue peor, el 7 mi casa se cuarteó pero el 23 se fue todo”.

La roya

El sismo llegó después de otra catástrofe natural tardíamente atendida por las autoridades agrarias, la devastación que causó la roya en 2015.

Entre 2006 y 2016, México registró una caída en la producción de café de 45.74 por ciento al pasar de un millón 519 mil toneladas a 824. Oaxaca fue el estado que con mayores pérdidas. En 2002 el estado produjo 235 mil toneladas de este grano y solo 66 mil en 2016. Las cosechas bajaron más del 70 por ciento.

En el año 2002, de acuerdo con estadísticas de la Sagarpa, se recogieron del campo oaxaqueño 235 mil 994 toneladas de café, 23.9 por ciento más que en 2001, cuando se produjeron 179 mil 447 toneladas. Una década después, en gran parte por la plaga de la roya y por el envejecimiento de los cafetales, la producción se desplomó.

Para 2015 la Sagarpa reportó que en Oaxaca se cosecharon 85 mil 513 toneladas, con una caída de 36.4 por ciento respecto a 2014, la más grave registrada entre los cuatro principales estados productores. Chiapas, el principal cafeticultor de México, perdió en ese lapso 4.6 por ciento, cosechando 383 mil 060 toneladas; Veracruz, segundo en la lista, obtuvo 22 por ciento menos toneladas; solo Puebla resistió e incrementó sus números. La caída nacional en el periodo 2014-2015 fue de 12 por ciento.

En el ciclo 2016-2017 Oaxaca volvió a contabilizar pérdidas, esta vez del 19.5 por ciento recogiendo 66 mil 451 toneladas de café, 71.84 por ciento menos si se compara con las cifras de 2002.
Para los productores de UCIRI, la catástrofe fue del tamaño de un contenedor. En los años previos lograron exportar entre 30 y 35 contenedores promedio. En 2015 fue solo uno.

“Fuimos 2 mil 600 productores, en 2015 nos tocó la plaga de la roya, muy feroz, perdimos 80 por ciento de la producción, muchos ya no siguieron o se dedicaron a otras cosas, tenían una vaquita y se dedicaron a cuidarla, a la cría”.

Presencia de UCIRI

UCIRI, una de las organizaciones del estado con mayor trayectoria en la organización comunitaria, cuenta hoy con mil 815 productores de 46 pueblos. La mayor presencia de la unión se encuentra en los municipios de Santa María Guienagati, Lachiguiri, Guevea de Humbolt, Petapa, Cotzocón, Quetzaltepec, Topiltepec y algunos de la zona mixe media, donde existe una suborganización.

La producción lograda en 2017 alcanzó un millón de dólares aproximadamente, de los cuales 70 por ciento se obtuvieron por exportaciones a cinco países: Suecia, Francia, Italia, Austria y Canadá. El 30 por ciento de la producción se vende en Oaxaca o a nivel regional.

Las ventas de UCIRI se basan en la presencia del sello el sello Max Havelaar, que distingue a las empresas certificadas como “comercio justo”. Además de garantizar que hay un pago justo a los productores, el sello garantiza que en el campo no existe explotación laboral y que las organizaciones cuentan con una administración transparente de los recursos.


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