San Raymundo Jalpan amaneció resguardado, no sólo por la seguridad habitual, sino por la presencia de los flamantes integrantes, los diputados de la LXVI Legislatura y el secretario de Gobierno, Jesús Romero López, quienes desde antes de las siete de la mañana ya se encontraban en el recinto legislativo. Así, los intentos de protesta en la sede del Segundo Informe de Gobierno de Salomón Jara Cruz fueron prácticamente neutralizados antes de que comenzaran.
Mientras tanto, a cientos de kilómetros de distancia, el gobernador de Oaxaca alistaba su discurso en la Heroica Ciudad de Juchitán, donde los logros de la llamada “Primavera Oaxaqueña” se centraron en destacar obras como el Parque Primavera, aún inconcluso.
En la capital, el panorama fue otro. Como estaba previsto, maestros de la Sección 22 se congregaron en el crucero de Viguera, una movilización que, aunque numerosa, mostró una versión distinta del magisterio que antaño encabezaba protestas radicales. Más de 10 mil trabajadores de la educación llegaron al punto de partida, apoyados en gran medida por el transporte público, cuyos ingresos se beneficiaron con el reciente aumento de tarifas.
A las 10:20 hora, el contingente partió rumbo al zócalo capitalino desde el monumento a Juárez, en Viguera, donde fue la cita acordada. Armados con sombrillas, gorras y botellas de agua, los profesores avanzaron a paso rápido, casi ansiosos por concluir la marcha. A diferencia de años anteriores, las consignas parecían apagadas; apenas un par de oradores al micrófono intentaban animar al grupo, mientras el ruido de los cláxones de los automovilistas impacientes dominaba el ambiente.
Yenny Pérez, líder sindical, explicó que la marcha tenía como propósito exigir atención a demandas educativas. Señaló que, aunque en movilizaciones anteriores se prometió equipamiento tecnológico para escuelas, uniformes escolares, pagos atrasados de jubilaciones y primas de antigüedad, estos compromisos siguen sin cumplirse.
“Hay un rezago educativo que no ha sido atendido en seis meses. No hay avances concretos”, afirmó.
El contingente llegó en menos de una hora a las oficinas del PRI, un sitio históricamente conflictivo para el magisterio. Sin embargo, en esta ocasión apenas se detuvieron unos minutos antes de continuar su recorrido.

El sol abrasador se convirtió en el principal enemigo de los manifestantes, quienes, agotados, avanzaron hacia el zócalo capitalino, donde las autoridades habían instalado pantallas gigantes para transmitir el mensaje del gobernador desde Juchitán. La llegada del contingente generó nerviosismo, las pantallas fueron desconectadas, el audio apagado, y quienes se encontraban en la plaza desalojaron el área.
La entrada del magisterio al zócalo fue sorpresivamente pacífica. A diferencia del primer informe de gobierno, cuando se registraron actos de vandalismo, esta vez los maestros esquivaron las sillas y las lonas, y subieron directamente al quiosko para pronunciar su discurso.
Mientras tanto, en el acceso principal al Palacio de Gobierno, familiares de la activista Sandra Domínguez, desaparecida desde octubre, alzaron la voz. En un plantón que suma nueve días, los manifestantes aprovecharon el momento para denunciar la falta de respuesta gubernamental. “Hay un estado fallido en Oaxaca. Las mujeres vivimos en vulnerabilidad extrema”, declararon, recordando que sólo en noviembre se registraron seis desapariciones y más de 24 homicidios dolosos.
Los familiares de Sandra Domínguez fueron invitados a unirse al mitin del magisterio. En el kiosko, unieron sus voces a las consignas de los maestros, exigiendo justicia y la aparición con vida de la activista. La jornada cerró con el himno “Venceremos”, entonado por ambos grupos con los puños en alto, simbolizando una lucha que, aunque transformada, sigue vigente en el corazón de Oaxaca.
La Primavera Oaxaqueña continúa, pero las demandas, las protestas y los gritos de justicia, recuerdan que, detrás de los discursos oficiales, la realidad del estado es diferente, compleja y desafiante.