A punto de que Oaxaca de Juárez celebre su 489 aniversario de haber alcanzado el título de ciudad, un verdadero homenaje debe ser acudir al rescate de las áreas arboladas como el Zócalo, Alameda y otros jardines, crear nuevos espacios verdes que ayuden a mejorar el medio ambiente.
Debido a que al menos un 65% de todo el arbolado en los parques y jardines de la capital están infectados con muérdago y solamente con una poda anual se podrá contrarrestar esta plaga, entre más tiempo se deje sin atender este problema se corre el riesgo de perder más especies.
El ambientalista Jorge Narváez Pérez insistió en emplazar a las autoridades a rescatar las pocas zonas verdes de la ciudad y en el saneamiento de árboles de parques y jardines, así como emprender acciones que contribuyan a la creación de nuevas zonas, donde se privilegie las plantas y los árboles.
Además de rescatar los existentes, pues muchos de estos espacios están lisos, sin pasto ni plantas y además en mal estado, dijo.
Se ha documentado que en la ciudad existen 18 espacios bien definidos entre jardines o parques públicos que están en pésimas condiciones y no representan un área verde como debe ser.
Aceptó que no es una tarea sencilla, pues se ha comprobado que cuando se han atendido estos espacios, como en el Zócalo y la Alameda, hay organizaciones sociales que dañan los jardines, y se frustran las acciones para su conservación y mantenimiento.
Además de que vendedores ambulantes que cada día se apropian de un lugar, el tianguis o verbenas que han dado al traste con la jardinería que existía, los árboles han sufrido, ya que el agua, basura y desperdicios de quienes venden comida son arrojados produciendo la pudrición de las raíces.
De acuerdo con el Instituto de la Naturaleza y Sociedad de Oaxaca, existe un gran déficit de zonas verdes en la capital, pues a pesar de que hay parques y espacios de recreación, se carece de verdaderos pulmones naturales que permitan a la sociedad un desenvolvimiento que beneficie la calidad de vida.
En lugar de ofrecer un sitio para la naturaleza, la construcción de espacios recreativos se limita a cubrir de bloques de cemento terrenos que permitan la proliferación de plantas, lo cual genera un gran riesgo para la comunidad, pues una ciudad sin áreas verdes es una ciudad con un clima extremoso.
