Al encabezar la ceremonia eucarística del Jueves Santo o también conocida como triduo pascual en el que se rememora el pasaje bíblico de Jesucristo desde la última cena, el lavatorio de pies y la institución de la eucaristía y el sacerdocio, el Arzobispo de Antequera Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos, exhortó a las y los feligreses a servir a los demás con caridad y amor como un signo de amor a Dios.
“En este Jueves Santo recordamos aquella última cena de nuestro Señor Jesucristo, en la que dio a comer su cuerpo y a beber su sangre, y dijo “hagan esto en memoria mía” y nos dijo que debemos de vivir el amor y el servicio con nuestros hermanos”.
El Arzobispo recordó que según el evangelio, Jesucristo tomó en sus manos el pan y la copa de vino y pronunció las palabras que hoy se replican en la santa misa, y “que se conoce como el momento de la consagración donde el pan y el vino se convierten en el cuerpo y sangre del Señor. Creemos en la presencia real y verdadera del Señor en la eucaristía, nos prometió darnos ese alimento Y es lo que hoy recordamos con profunda gratitud a nuestro señor, se quiso quedar para alimentarnos porque necesitamos de ese alimento para llegar a la vida eterna”.
“Le invito a que cada día crea en la eucaristía y sienta necesidad de alimentarse porque el Señor no se quedó nada más para ser adorado, sino también se quedó para ser alimento cuando dijo; tomen y coman este es mi cuerpo, tomen y beban esta es mi sangre”.
Desde la Catedral Metropolitana, Vázquez Villalobos destacó que en aquella noche que Jesús se reunió con sus apóstoles, también instituyó el sacerdocio al decir “hagan esto en memoria mía”, por ello, señaló que los dos sacramentos están relacionados. “Hay eucaristía porque tenemos sacerdotes, sino tuviéramos sacerdotes no tendríamos eucaristía”.

En ese sentido, reiteró su llamado a promover la vocación sacerdotal al señalar que la iglesia católica oaxaqueña necesita de sacerdotes, por lo que pidió a las y los creyentes a promover esta vocación.
“El sacerdote está envuelto en una fragilidad humana, no somos santos, fuimos llamados a la santidad el día de nuestro bautismo, todos somos sacerdotes desde el día del bautizo, por eso vivan sus sacerdocios, vivan el momento cuando se encuentran con Dios en su casa, promuevan en su hogar la vocación a la vida sacerdotal. Hágalo, se lo pido de gran favor, no nada más le pida a Dios que haya más sacerdotes, también dígale a su hijo, a su familiar, amigo, pregúntele si no quieren ser sacerdote”.
“Hoy recordamos la institución de la eucaristía y el sacerdocio, necesitamos que haya eucaristía, por eso necesitamos que haya sacerdotes, les invito a sentir hambre de Dios y a querer recibir la sagrada comunión”.
Durante la misa, el Arzobispo también llevó a cabo el tradicional lavatorio de pies a sus compañeros sacerdotes como un acto de amor, caridad y humildad, ya que afirmó fue el mensaje que dejó Jesucristo en aquella última cena.
“Hoy nos dice Dios que seamos capaces de lavarle los pies a un hermano y para hacerlo necesitamos ejercitar la humildad, Dios nos invita a servir a todos, no nada más a unos cuántos, nos invita servir a todos, quiero que ustedes le laven los pies y se laven los pies entre ustedes, ustedes, lavar los pies significa sacrificio, amor, caridad, es tener sentimientos muy humanos y de hijos de Dios para poder hacer algo que alcance la glorificación a Dios”.
Al agradecer la presencia de las y los feligreses, pidió vivir con fe estos Días santos de la pasión de Cristo.