La feria se instalaba en medio del ruido de las máquinas pulidoras que apresuran la rehabilitación del quiosco y las jardineras del zócalo para el Día de Muertos. El polvo se esparcía entre los laureles, los puestos y las carpas mientras un predicador con su altavoz se sumaba al incesante estruendo en el corazón de la capital.
Era el primer día de la 44 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO), que ha regresado al zócalo de la ciudad de Oaxaca luego de algunos años en el Centro Cultural y de Convenciones (en el cercano municipio de Santa Lucía del Camino). Aquella fiesta que ha contado con más de 400 actividades o casi 500 vuelve —según sus organizadores— a sus orígenes.
La feria, que ahora tiene alrededor de 160 actividades en su cartelera, se realizaba en parte del atrio de la Catedral Metropolitana y en el zócalo.
En este último espacio, el polvo obligaba en su primer día a que, a paseantes, boleros y algunos comensales usaran cubrebocas o a cubrirse la nariz con las manos. Todo dependía de la dirección del viento, pero parecía inevitable que por momentos esas partículas de cantera llegaran a las cajas de libros que pasadas las 13:00 horas de ayer seguían apiladas en espera de su colocación en los puestos o stands.
Pasar en el reducido pasillo de la avenida Hidalgo, que se funde con el zócalo y el atrio de la catedral, era una tarea difícil. Sin embargo, se convertía también en la oportunidad para que libreros como Noé Cano pudieran empezar a mostrar su catálogo de publicaciones para infantes o jóvenes. El paso de locales y turistas nacionales y extranjeros por esta zona casi obligada le daba más esperanzas que cuando la FILO estuvo en el Centro de Convenciones.
La Librería del Sur, como ha denominado a su empresa, es la forma en que Cano se ha sumado para promover la lectura. Varias décadas fue empleado en el ramo editorial, pero desde hace 15 es su propio jefe y eso también le ha permitido saber cómo el libro ha sido desplazado poco a poco en un mundo que se decanta por lo digital.
“Todavía hay interés en el libro”, cuenta Cano, quien además de la feria ha recorrido el estado de Oaxaca con sus libros. Y aunque reconoce que ese interés no es el mismo que hace 10 o 15 años, también responde que gran parte del interés por la lectura se tiene que fomentar en los hogares, con los padres dando el ejemplo a los hijos.
“Yo me doy cuenta en la universidad que ya no se venden tantos libros”, detalla el librero que también tiene una sucursal en las instalaciones de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca: “Ahora todo lo buscan en Google”.
Sin embargo, sigue apostando por los libros para el público infantil o aquel que ya se interesa por ciertas temáticas.
“La lectura ejercita el cerebro, estimula la curiosidad y potencia la creatividad”, señala el Módulo sobre Lectura del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Pero también reconoce, a través de esta encuesta, que “el porcentaje de población lectora disminuyó 14.6 puntos porcentuales entre 2015 (84.2 %) y 2024 (69.6 %). Y que solamente en este año hubo un ligero aumento respecto del 2023, con 1.1 puntos porcentuales de diferencia.