De acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el suministro de agua potable por habitante en el estado de Oaxaca bajó en más del 60 por ciento en 20 años. De los 276.40 litros que diariamente se suministraba a una persona en 1996 y de los 278.8 que se tenían en 1998 pasó a apenas 107 litros en 2021. Es decir, al menos 169.4 litros menos.
Sin embargo, la cifra es casi similar a la que se tenía entre los años 2003 y 2006, cuando el agua suministrada era de 103 y hasta 106 litros diarios por persona. Entre 2007 y 2016, el volumen por persona aumentó ligeramente hasta 124 litros para luego bajar a 111 litros.
Con base en estos datos de la Conagua, y aun sin las cifras más recientes para 2023 o 2024, el volumen de agua bajó desde 2003, hace 20 años.
Hace dos semanas el gobierno del estado de Oaxaca inició el Programa Emergente de Abastecimiento de Agua, a través de 30 hidrantes públicos (tinacos) instalados en “colonias vulnerables” y para lo cual serían llenados con camiones cisternas de 10 mil litros.
Ayer, el gobierno del estado presentó el Programa Estratégico de Agua y Saneamiento, Agua para Todas y Todos, presuntamente para promover la conservación, la recarga de los acuíferos, la protección de cuencas hidrográficas y la reducción de contaminantes.
Tras la reforma constitucional al párrafo sexto del artículo, que se publicó el 8 de febrero de 2012, se elevó a rango constitucional el derecho humano al agua y al saneamiento. Este señala que “toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible” y que será el Estado el que “garantizará este derecho”.
Si bien la constitución marca como derecho el acceso al agua potable, también estipula que “la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las entidades federativas y los municipios, así como la participación de la ciudadanía para la consecución de dichos fines”.
De acuerdo con un cálculo hecho hace varios años por la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona requiere de 100 litros de agua al día (5 o 6 cubetas grandes) para satisfacer sus necesidades, tanto de consumo como de higiene.
En tanto, en una publicación de 2019, la Comisión Nacional de Derechos Humanos señala que de acuerdo con el Programa Conjunto de Monitoreo para el Abastecimiento de agua y Saneamiento, efectuado por la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (OMS/UNICEF), “una persona tiene acceso al agua potable si la fuente de la misma se encuentra a menos de un kilómetro de distancia del lugar de utilización y si uno puede obtener de manera fiable al menos 20 litros diarios para cada miembro de la familia”.
Te puede interesar: Secan pozos; crisis de agua alcanza a piperos
Sin embargo, en algunos hogares la falta de cisternas o de recipientes para almacenar lo más posible lo que el estado les suministra cada vez les impide contar con este volumen. Para satisfacerlo, varias familias tienen que comprar agua.
Pero aun con el programa de hidrantes del gobierno estatal, y basados en la recomendación de la OMS, el estado incumple con su responsabilidad de garantizar el derecho de acceso al agua potable, ya que los tinacos de 10 mil litros solo 100 personas podrían acceder al día a los 100 litros diarios necesarios.
La ciudad de Oaxaca, por la manera en que creció, tiene por lo menos 200 colonias que no tienen un servicio de agua entubada o el servicio es en condiciones críticas. Y eso ha hecho que varios otros problemas se agudicen: el uso y abuso del servicio de pipas privadas”, apunta el Instituto de la Naturaleza y la Sociedad de Oaxaca (INSO).
Sobre estas, refiere que “aprovechando la condición de gran demanda y poca disponibilidad” han escalado los precios casi al doble (en un año), sobre todo cuando se hace al menudeo.
De acuerdo con el INSO, este tipo de servicios tienen que estar regulados por las autoridades de los diversos órdenes, tanto por las de salud como Conagua y otras. “Hay un gran desorden e irregularidad”, apuntó, pues no todos los distribuidores no cumplen con estos requisitos.
