Empleados de los diferentes restaurantes ubicados en los portales del zócalo capitalino, así como de otros negocios ubicados en la zona, por enésima ocasión se quejaron que sus ventas se han desplomado por la presencia del plantón del magisterio de la Sección 22.
Mario, quien desde hace años trabaja como mesero en un negocio de venta de alimentos ubicado en el portal Benito Juárez, dijo que desde que iniciaron los movimientos sociales, el turismo casi no llega a los restaurantes del centro, sólo uno que otro se atreve a visitar el lugar.
“Mire usted ahorita en la mayoría de lugares hay mesas vacías, muy pocas personas llegan a sentarse, aunque algunos solamente lo hacen para tomar un refresco o cualquier otra bebida, por lo que terminan y se van, lo grave es que no dejan propina y nosotros de eso vivimos”, agregó.
Yesenia, por su parte, dijo que debido a la instalación de los maestros en las calles aledañas al Jardín de la Constitución, se encuentran sentados en la banqueta o bien debajo de sus módulos, por lo que no dejan libres las entradas, entonces la gente que busca alguna mercancía no puede entrar.
La joven empleada de una tienda de regalos —ubicada sobre la calle de Armenta y López— añadió que muy poco tiempo estuvo el centro libre del plantón, “ojalá que los maestros pronto arreglen sus diferencias con el gobierno para que nos dejen trabajar, porque ellos sí puntualmente cobran su quincena”.
Por su parte, aseadores de calzado que realizan sus actividades dentro del zócalo se vieron en la necesidad de sacar sus módulos a las orillas del jardín, “antes estaba allí adentro, pero la gente no llega, entonces mi dirigente me autorizó que me colocara aquí a ver si logro sacar algo, comentó el trabajador.
Cabe señalar que la mayoría de boleros la tarde del sábado se encontraban realizando su trabajo; sin embargo, varios de ellos comentaron que de repente el cliente llega a lustrarse el calzado, pero a veces las personas no entran para evitar pasar materialmente encima de los maestros, que se encuentran acostados en el piso debajo de sus manteados.
