Debido a que al paso del tiempo muchas fuentes han sufrido un serio deterioro, otras más se han convertido en basureros y pocas son las que actualmente funcionan para disfrute de los oaxaqueños, es necesario rescatarlas.
El arquitecto Rafael Vergara Rodríguez emplazó a la administración municipal brinde especial atención en la recuperación de estas obras con el objetivo de mejorar la imagen urbana de la capital y disfrutar de esta infraestructura que forma parte del paisaje arquitectónico.
Tras resaltar que representan un lugar tranquilo y agradable para leer, jugar y relajarse, dijo que existen en nuestra capital 49 fuentes, pero actualmente muy pocas funcionan.
Entre ellas, la ubicada en la Alameda del lado norte, las del Paseo Juárez en el lado sur, frente al Teatro Juárez, y La Casona. Otras más sirven de basurero y hasta para sembrar cactus, deploró.
Las fuentes públicas son del siglo XVIII, XIX y del XX y fueron construidas debido a que uno de los principales problemas que enfrentaba la ciudad era la distribución del agua, a pesar de estar rodeada por los ríos Atoyac y Jalatlaco.
Debido a que existía la prioridad de abastecer agua a las casas principales y los conventos, se desarrollaron constantes disputas entre los frailes y la población. Fray Bartolomé de Larios en el año de 1583, resolvió la problemática al instalar fuentes. Desde entonces, y al menos para Oaxaca, comenzó a transformarse el concepto del agua, de lo sagrado a lo entubado: el agua desviada o almacenada para uso cotidiano, sembradíos y construcciones.
Entre otras fuentes, destacan la denominada Ocho Regiones, la instalada en Niños Héroes y en el Mercado Cuarto Centenario. Una más en la calle Trujano, frente a la Iglesia de San Felipe Neri, San Pablo, los Siete Príncipes, San Francisco y Trinidad de las Huertas. En la calzada Porfirio Díaz, Brígida García, Iglesia de Guadalupe, La Cascadita, en el Jardín Carbajal y en Labastida.
