Inseguridad y desempleo aquejan a San Juanito

Los baches de la carretera a Monte Albán conducen a una agencia donde gran parte de las viviendas tienen rejas metálicas como una medida de seguridad. En las calles aledañas al inmueble donde despacha el agente municipal, Héctor Ramírez Mendoza, al menos tres lonas advierten de ejercer la justicia por cuenta propia si llegan a sorprender a los maleantes.

La medida tomada por vecinos del barrio La Cuevita, San Juan Chapultepec, parecen haber surtido efecto, pues los delitos han disminuido, aunque no desaparecido. Tan solo la mañana del viernes, habitantes de La Cuevita supieron de un asalto.

“Ahorita ha bajado bastante (el índice de delincuencia) porque últimamente bajaban muchos cholos”, dice Marco Antonio Vidal Ramos sobre una situación que imperaba hasta hace un año o año y medio. 

Pero los asaltantes, que usualmente llegan en motocicletas o vehículos similares y a veces amagan a punta de pistola, vienen de otras partes, según la percepción del presidente del comité vecinal y de otros habitantes de la agencia. Ante ello, prevé comentar la situación con la autoridad de la agencia.

En esta agencia —una de las 13 con que cuenta el municipio de Oaxaca de Juárez— las condiciones de vida parecen haber mejorado en los últimos cuatro años. El agente ha trabajado bastante y ha habido obras. “Es un gran avance”, dice Marco, quien en años previos al 2016 notaba la falta de vigilancia, obras de drenaje y electrificación. 

“En el barrio La Cuevita, pavimentación ya tienen todos, aunque sí hay que tapar baches”, refiere el habitante.

Entre casas de concreto, aún hay algunas con techos y paredes de lámina, así como escaleras muy inclinadas; la emergencia sanitaria de Covid-19 también ha dejado huella. “Desafortunadamente, hay mucha pérdida de empleos y está muy triste el barrio porque no se ve mucha gente en las calles, se han guardado”, explica.

Sin especificar cuántas personas del barrio han perdido sus empleos, Marco cuenta que estas laboraban en comercios del centro de la ciudad. Ahora se dedican a vender gelatinas, tortas, tamales, atole u otro producto, lo que ha dejado ver un mayor número de personas en el comercio informal o el autoempleo.

Al igual que estas afectaciones, también han percibido otras en el tema de seguridad. Si bien, los vecinos se han organizado para enfrentar la delincuencia, los patrullajes han sido menos en los últimos meses.