Al segundo día apareció Ixtaltepec. No es que estuviera fuera del mapa o que fuera un territorio inexplorado, sino que 24 horas después del “sismo más fuerte registrado en México en 100 años” no había sido tomado en cuenta. El discurso del gobierno no lo había mencionado, tampoco el presidente de la República en su visita al Istmo de Tehuantepec.
Enrique Peña Nieto mencionó el pasado viernes al menos en tres ocasiones a Juchitán de Zaragoza, informó que registraba 36 muertos y que en el país había 56, 10 en Tabasco y 10 más en Chiapas. De los muertos de Ixtaltepec no dijo nada.
Ayer el gobierno estatal emitió un comunicado sobre la visita a este municipio y tampoco ofrecía una cifra.
Los militares llegaron hasta ayer a aplicar el plan de emergencia DN-III con labores de retiro de escombro.
Algunos elementos incluso utilizaron perros de rescate en lugares en donde nadie se quedó enterrado. La acción fue registrada con el teléfono celular de uno de sus compañeros.
Los pobladores se quejan porque durante las primeras 24 horas no hubo ni albergue ni apoyo ni autoridades para su municipio, todos los reflectores se los llevó Juchitán, un municipio del que los separan apenas 11 kilómetros.
Además de las agencias de autos, los supermercados, las sucursales bancarias y las delegaciones de gobierno que tienen como sede la ciudad que honra al general Ignacio Zaragoza, la tradición y el centralismo han causado que los trabajos de rescate se concentren en la cabecera de distrito, mientras los Ixtaltepecanos esperan en su desesperación.
“Yo vi las noticias en CNN, hablaban de Juchitán, una comunidad de 10 mil habitantes, cuando tiene más de 80 mil, si no los conocen a ellos menos a nosotros”, comenta el ingeniero Marcelino Domínguez, quien radica en Chiapas y vino a esta ciudad a participar del velorio de la señora Antonia López, de 69 años de edad, quien falleció aplastada por la barda de su casa durante el sismo.
Tras su muerte, el cuerpo de la señora Antonia fue trasladado para su descanso a la casa de un vecino, también destrozada por el sismo. Con ayuda de pobladores se logró retirar los objetos de lo que fue una cocina, colocar un tapete y sobre éste el cadáver. Ayer el velorio se realizó en la casa de otro vecino. Hasta hoy se desconoce si el lugar que habitó Antonia es seguro para habitarse.
No habrá grito
Si la ciudad principal del Istmo de Tehuantepec fuera Ixtaltepec y no Juchitán, el presidente Peña hubiera tenido tras de sí un palacio municipal mucho más reciente, más blanco, más nuevo y con daños mayores. La cornisa derecha de la parte central se encuentra desprendida, con riesgo de desprenderse. Las escaleras están por completo destrozadas.
La sede del ayuntamiento de Ixtaltepec se suma a la lista de edificios con pérdida total.
Pendones con imágenes de los héroes independentistas se encuentran colocados en el edificio en donde será imposible conmemorar el grito de Hidalgo el próximo 15 de septiembre. Autoridades presentan como cifra preliminar 80 por ciento de edificios y casas afectadas.
La calle independencia ha sufrido daños en varias de sus viviendas. Una de ellas la que renta Higinio para su esposa y su bebé. Los militares que recorren el municipio para pedir a los pobladores que se registren en el censo de damnificados se negaron a hablar con él, solo quieren ver al dueño de la casa. Para él no hay alternativa pese a que perdió su empleo debido a que la taquería donde labora quedo destrozada.
El DIF municipal se perdió por completo, el lugar ha sido limpiado por completo por militares y operadores de volteos. El secretario particular del presidente municipal, Carlos Ruiz, dijo que la totalidad de las escuelas del municipio sufrió daños, así como la estación de autobuses y la casa de la cultura.
Empezar de cero
Cuando su esposa le preguntó tras el sismo qué futuro hay para ellos Efrén agachó la cabeza. Hoy, a la misma pregunta responde con mayor rapidez “empezar de cero”. No queda de otra. La segunda planta de su casa aplastó a la primera. Él, su esposa y sus tres hijos salieron a tiempo y resultaron ilesos.
El apoyo ha llegado para él por parte la panificadora más grande del país, para la que trabaja como repartidor en el Istmo. Un representante de la empresa y un líder sindical llegaron a su casa y le ofrecieron su respaldo. Ese respaldo, asegura, le ha levantado el ánimo. “Me siento orgulloso de trabajar en una de las empresas más grandes de México”, expresa. De los apoyos del gobierno o de las tareas de reconstrucción, como la mayoría de los habitantes de Ixtaltepec, asegura, no sabe nada aún.
Un breve comunicado
Luego de la visita del gobernador Alejandro Murat ayer a Ixtaltepec, el gobierno del estado emitió un comunicado en el que omitió confirmar la cifra de muertos en este municipio, al que calificó como prioritario para atención inmediata. La cifra que pronuncian autoridades municipales al ser consultados, es de ocho; sin embargo, los pobladores aseguran que son 15 o 16, aunque aún las labores de reconocimiento de la zona no han terminado.