México ha perdido la disputa sobre las medidas biotecnológicas que imponían restricciones al maíz transgénico, un conflicto que surgió debido a las políticas implementadas durante la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador. En una decisión reciente del panel del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), se dictaminó que los elementos relacionados con el uso de glifosato y maíz genéticamente modificado, publicados en el Diario Oficial de la Federación en 2023, no podrán aplicarse.
Katherine Tai, representante comercial de Estados Unidos, celebró la resolución, destacando que se trata de una victoria para la aplicación de normas basadas en la evidencia científica y en los estándares internacionales.
El panel consideró que las medidas mexicanas no se basaban en una evaluación adecuada de riesgos ni en la evidencia necesaria para justificar las restricciones.
EL GOBIERNO DE MÉXICO RESPETA LA RESOLUCIÓN, PERO MANTIENE SU POSTURA
En respuesta a la decisión, el Gobierno de México expresó su desacuerdo con las medidas impuestas, especialmente en lo que respecta a la protección de la salud pública y los derechos de los pueblos indígenas, temas que han sido una prioridad en la legislación nacional. A pesar de este desacuerdo, las autoridades mexicanas, a través de un comunicado conjunto de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y la Secretaría de Economía, afirmaron su compromiso de acatar la resolución final, tal como ocurrió en el caso de la controversia sobre las Reglas de Origen del sector automotriz.
El Gobierno mexicano subrayó que su decisión de respetar la resolución del T-MEC no implica un cambio en su firme compromiso de proteger valores fundamentales, como la salud, la moral pública, la conservación de los recursos naturales, la cultura y los derechos de los pueblos indígenas. Estos temas, precisaron, fueron reconocidos por el Panel como preocupaciones legítimas.
LA RAZÓN DEL CONFLICTO: EL MAÍZ TRANSGÉNICO Y LA SALUD PÚBLICA
La disputa sobre el maíz transgénico comenzó durante el gobierno de López Obrador, quien promovió una política de rechazo a los organismos genéticamente modificados, especialmente el maíz.
El expresidente destacó en varias ocasiones que su administración no permitiría el uso de maíz transgénico en la alimentación del pueblo mexicano, citando preocupaciones sobre sus efectos en la salud.
López Obrador argumentó que el maíz modificado genéticamente podría representar un peligro para la salud de la población y que su uso debía evitarse para proteger la soberanía alimentaria de México. No obstante, a pesar de sus esfuerzos por implementar estas políticas, la disputa culminó en la decisión del T-MEC, que consideró que las restricciones no estaban suficientemente respaldadas por pruebas científicas.
EL FUTURO DEL MAÍZ TRANSGÉNICO EN MÉXICO
Aunque la resolución del T-MEC ha sido desfavorable para México, el debate sobre el maíz transgénico y su impacto en la salud y la economía del país sigue siendo un tema relevante.
Las autoridades mexicanas han reiterado su compromiso con la protección de los derechos de la población y los recursos naturales, aunque también se comprometieron a respetar los acuerdos internacionales que regulan el comercio y las medidas de protección sanitaria.
En conclusión, aunque México ha sido derrotado en este litigio, el gobierno sigue firme en su postura sobre los beneficios del maíz no transgénico y la protección de la salud de su población. La resolución del T-MEC marca un acontecimiento importante en la relación comercial y las políticas biotecnológicas entre México, Estados Unidos y Canadá.