El exceso de celo de Rusia con las redes sociales provoca el cierre accidental de sus sitios web gubernamentales
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El exceso de celo de Rusia con las redes sociales provoca el cierre accidental de sus sitios web gubernamentales

Aunque suena a chiste, al gobierno ruso no le hizo ninguna gracia.


El exceso de celo de Rusia con las redes sociales provoca el cierre accidental de sus sitios web gubernamentales | El Imparcial de Oaxaca

En su intento por ralentizar el acceso a Twitter en el país por permitir la publicación de contenidos en contra del Kremlin, el gobierno ruso cerró también sin darse cuenta varios de sus sitios web oficiales.

Las páginas kremlin.ru y government.ru, entre otras, se desconectaron accidentalmente de la red el 9 de marzo.

Este grave error, debido a un problema interno, enojó aún más a un Vladímir Putin que ya estaba bastante contrariado por la crisis de Twitter.

 

El origen de la disputa con Twitter

Rusia y Twitter nunca se han llevado bien, pero la tensión subió después de que la red social no eliminara cierto contenido que apoyaba las protestas a favor de Alexéi Navalni, el líder de la oposición encarcelado que fue envenenado con el agente nervioso novichok el año pasado.

A nadie se le escapa el poco aprecio que tiene Rusia por los sitios web extranjeros; de hecho, Putin llegó a referirse a internet en su día como «una creación de los Estados Unidos». La ley rusa prohíbe y bloquea los sitios web dedicados al juego, como los casinos online; exige que los motores de búsqueda borren ciertos resultados; e incluso obliga a los servicios de mensajería a compartir sus claves de encriptación. Ante tal panorama, a nadie le sorprende su guerra contra las redes sociales.

Todo forma parte del plan del gobierno por conseguir lo que denomina la «internet soberana», la cual le permite adquirir mayor control sobre las redes sociales y silenciar la voz de los disidentes. Esta postura tan radical ha sido recibida con un aluvión de críticas internacionales y ha provocado la creación de movimientos de protesta, como el encabezado por el grupo de punk-rock feminista Pussy Riot.

 

Una medida muy cara

La tensión alcanzó su punto álgido el 9 de marzo, cuando el regulador ruso en materia de comunicaciones, Roskomnadzor, decidió usar la tecnología que tenía a su alcance para ralentizar los servidores de Twitter y bloquear la compartición de videos en el sitio web de forma gradual en todo el país. Todos los usuarios de dispositivos móviles experimentaron problemas de conexión con la plataforma, así como cerca de un 50 % de los usuarios de PC.

Lamentablemente para las autoridades, la medida se volvió pronto en su contra. El sitio web del Kremlin y de otras instituciones gubernamentales se desconectaron de la red al mismo tiempo. Los observadores favorables al Kremlin no tardaron en achacar el corte a un ciberataque procedente de los Estados Unidos, una conspiración que ganó adeptos después de que Joe Biden prometiera luchar contra las intrusiones cibernéticas rusas.

Sin embargo, la verdad pronto salió a la luz. Rusia admitió que el problema provenía de dentro y culpó a un error técnico del proveedor de servicios digitales del país, y no a piratas informáticos extranjeros.

Es probable que este ataque de honestidad se deba a un intento de evitar que Rusia sea considerada un objetivo fácil en un momento de alta tensión en materia de ciberseguridad internacional.

 

Otros sitios en la línea de fuego

Twitter es solo una de las cinco plataformas que se enfrentan a acciones legales por permitir la publicación de lo que Rusia considera contenidos contrarios al Kremlin. Los observadores internacionales temen que ello desemboque en una prohibición similar a la existente en China.

Google, Facebook y Twitter se enfrentan a multas de hasta cuatro millones de rublos (casi 40 millones de pesos chilenos) por cada una de las tres demandas interpuestas por las autoridades rusas contra ellas. Las otras dos plataformas en litigio, aunque en menor medida, son TikTok y Telegram; de hecho, esta última estuvo prohibida en todo el país hasta el año pasado.

Los casos se dirimirán el 2 de abril, en una vista que podría determinar el papel de las plataformas extranjeras en Rusia en el futuro. Aunque una victoria del Kremlin podría derivar en unas medidas tan drásticas como las existentes en China, ello podría dañar la imagen del gobierno tanto como los sitios web que pretende limitar.

El contenido ofensivo se refiere a publicaciones que animan a los niños a participar en las protestas de apoyo a Alexéi Navalni, un tema que, a pesar de la controversia que suscita, no incumple las condiciones generales de las plataformas.

 

Una tendencia más amplia

Rusia no es el único país preocupado por las redes sociales occidentales. Desde 2009, el gobierno chino prohíbe el uso de Facebook y Twitter, plataformas que ha sustituido por las locales WeChat y Sina Weibo, y hace poco endureció la normativa en materia de redes sociales.

India amenazó recientemente con tomar medidas legales contra Twitter después de que permitiera ciertos contenidos en apoyo a las protestas de los agricultores contra el gobierno. La plataforma decidió suspender más de 500 cuentas, pero únicamente en la India (fuera del país siguieron funcionando con total libertad). Aunque probablemente estas medidas no satisfagan las exigencias del gobierno indio, Twitter se ampara en la legislación en materia de libertad de expresión.

Estos acontecimientos indican una tendencia más amplia en los conflictos en línea entre los gigantes de las redes sociales y los países no occidentales, donde a menudo chocan las creencias culturales y los sistemas legislativos. Y es que lo que resulta aceptable en los Estados Unidos puede no serlo en China, por ejemplo.

Factores geopolíticos como la guerra comercial entre los Estados Unidos y China y los temores por las intromisiones cibernéticas de Rusia sugieren que este intento de ralentizar Twitter no será la última polémica de este tipo que nos tocará vivir.

 

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