Entre los numerosos trucos y técnicas, uno ha destacado recientemente por su capacidad para elevar el nivel de crujiente al máximo: el uso de vinagre. Esta simple adición al proceso de preparación puede marcar la diferencia entre unas papas fritas comunes y corrientes y unas irresistiblemente crujientes.
El secreto radica en un equilibrio perfecto entre el contenido de almidón, pectina y azúcares presentes en las papas. Sumergir las papas en vinagre antes de freírlas y someterlas a una doble cocción es la clave para lograr ese crujiente excepcional.
¿Cómo se realiza este truco? Aquí te lo explicamos paso a paso:
- Preparación de las Papas: Comienza pelando y cortando las papas en tiras gruesas o del tamaño deseado.
- Remojo en Vinagre y Agua: En un bol, mezcla 1 litro de agua con una cucharada de sal y otra de vinagre. Sumerge las tiras de papas en esta solución durante 9 minutos.
- Secado: Retira las papas del agua y sécalas perfectamente con papel de cocina.
- Primera Cocción: Calienta aceite en una sartén y fríe las papas durante 2 minutos. Retíralas del aceite y déjalas enfriar durante al menos 30 minutos.
- Segunda Cocción: Vuelve a freír las papas durante 8 minutos. Una vez listas, déjalas escurrir y añade sal al gusto.
Este proceso también puede realizarse utilizando una freidora de aire. Para ello, sigue los mismos pasos, ajustando la temperatura a 140ºC para la primera cocción y a 180ºC para la segunda.