En Oaxaca, más de 100 mil perros y gatos viven en las calles, expuestos al hambre, enfermedades y maltrato. Frente a esta alarmante cifra, activistas y refugios hacen un llamado urgente: adopta, no compres.
Organizaciones como Huellitas de Amor, Patitas Felices y Rescate Animal Oaxaca trabajan a contracorriente para brindar hogar temporal, alimento y atención médica a animales abandonados. La mayoría operan sin apoyo oficial, sosteniéndose con donativos y voluntariado.
“Una sola perrita puede tener hasta tres camadas por año; si no se esteriliza, el problema se multiplica exponencialmente”, explica Andrea Morales, voluntaria de APA Oax. De ahí la importancia no solo de adoptar, sino también de promover la esterilización.
El abandono, un problema creciente
De acuerdo con cifras de agrupaciones locales, 7 de cada 10 perros en situación de calle fueron alguna vez mascotas. El abandono, advierten, crece durante vacaciones y periodos de mudanza. A esto se suma la desinformación: aún hay quienes creen que un perro callejero “aprende a sobrevivir solo”.
En colonias como San Martín Mexicapam, Santa Rosa Panzacola y la agencia de Donají, los reportes de animales heridos, atropellados o envenenados se han vuelto constantes.
Cómo adoptar en Oaxaca
La mayoría de refugios y grupos ciudadanos cuentan con perfiles en redes sociales donde publican las fotos e historias de animales en adopción. El proceso suele incluir una entrevista breve, firma de carta compromiso y verificación del entorno.
“Buscamos hogares responsables, donde los perros o gatos ya no sean tratados como objetos, sino como parte de la familia”, comentan en Patitas de Amor.
Los fines de semana, algunos colectivos instalan módulos de adopción en espacios públicos como el Parque El Llano, la Plaza de la Danza o El Paseo Juárez El Llano.
Mes de la Adopción Animal
Julio es considerado por muchas agrupaciones como el Mes de la Adopción Animal. En este periodo se intensifican campañas de concientización, jornadas de esterilización y ferias de adopción.
“Adoptar salva dos vidas: la del animal que recibe un hogar y la del que puede ocupar su lugar en el refugio”, señalan los activistas.