El tequila es una de las bebidas alcohólicas más populares de México, y un producto de identidad nacional, pero probablemente todavía hay mucho que no sabemos acerca de esta bebida. Hoy les compartimos nueve datos interesantes del tequila que seguramente la mayoría de las personas no conocen, a menos que sean especialistas tequileros.
La palabra tequila proviene del náhuatil tequitl, que significa trabajo y oficio; y tlan que es lugar. Antiguamente se le consideraba una bebida regalada por los dioses. Cuenta la leyenda que cierto día hubo una tormenta de rayos sobre un plantío de agave, lo que hizo arder durante unos segundos estas plantas, produciendo un tipo de miel. Los pobladores se percataron del aromático néctar y lo fueron a probar. Un indígena dejo el néctar durante algunos días, y después se encontró con una bebida espesa y con espuma blanca. Al beberlo, notaron un cambio en su personalidad. De ahí que el líquido se considerara regalo de los dioses.
Siempre se dice que el tequila es de Jalisco, y aunque es cierto que la mayor producción de esta bebida se realiza en el estado de Jalisco, la regulación mexicana también permite que se produzca tequila en algunos municipios de Tamaulipas, Nayarit, Michoacán y Guanajuato.
Aunque el tequila y el mezcal se producen a partir del agave, existen varias diferencias. El tequila sólo se puede hacer a partir del agave azul, agave tequilana, en cambio el mezcal se puede hacer a partir de más de 30 variedades de agave (la mayoría de los mezcales están hechos de agave espadín). Las dos bebidas se producen al fermentar el corazón, o piñas, de las plantas de agave, la diferencia radica en que para el tequila los corazones de agave se cuecen al vapor para preparar los almidones para la fermentación, y luego se trituran; en cambio para el mezcal, primero se asan antes de la fermentación, dándole un toque más ahumado.
Para hacer tequila, el requisito legal es utilizar por lo menos 51% de agave azul. A los destiladores se les permite añadir un licor neutro a partir de jugo de caña de azúcar, lo que crea un “tequila mixto”, que obviamente es de menor calidad. Así que si quieres un buen tequila, asegúrate que el tequila que compras diga “100% Agave Azul”.
Por cierto, el agave no es un cactus. La planta del agave es una suculenta del desierto, y no es tan fácil de cultivar. Es importante contar con el clima y las condiciones adecuadas para que pueda crecer, y después se tiene que esperar ocho años a que la planta madure. A diferencia de la vid, el agave azul es una planta de un solo uso, ya que lo que se utiliza para la producción del tequila es la piña.
Después del proceso de destilación, que generalmente se realiza dos veces, el tequila puede ser embotellado (lo que se conoce como un tequila blanco o joven), o añejado durante un período de tiempo en un barril de madera. El tequila reposado se deja añejar entre 2 meses y un año; un tequila añejo se añeja entre uno y tres años; y un tequila extra añejo se deja reposar al menos tres años.
La botella de tequila más cara del mundo está valuada en 3.5 millones de dólares, y se conoce como “La Ley del Diamante”. La botella está hecha a mano y es de cerámica, recubierta con 2.5 kilogramos de platino y 4,100 diamantes. El tequila que contiene es del marca Ley .925, y se trata de un tequila Premium extra añejo (estuvo 7 años en barricas), con 42 grados de alcohol.
El “caballito” es el vaso característico con el que se suele tomar tequila. Es un caso pequeño de vidrio, con forma cilíndrica, que siempre tiene una base más estrecha que su boca. Se cree que su origen proviene de los cuernos de toro que se utilizaban en las fábricas de tequila para probar el licor.
Un grupo de investigadores mexicanos logro crear en un laboratorio diamantes microscópicos a partir del tequila. El tequila tiene la composición ideal de carbón y agua para fabricar un diamante. Los científicos sometieron el tequila a más de 800°C, el vapor se arrastra a una cámara, donde se produce una reacción química que rompe las moléculas de carbón hasta formar microscópicos diamantes. El tamaño de los cristales es tan diminutivo que sería imposible utilizarlo para joyería, pero posiblemente dentro de componentes electrónicos.
