Después de dos meses de trabajos, en marzo pasado concluyó la remodelación en el “Pasillo de humo” y los comerciantes regresaron a sus puestos renovados al interior del mercado 20 de Noviembre.
En enero de este mismo año se inició la remodelación y los locatarios fueron reubicados de forma temporal sobre la calle Miguel Cabrera, para permitir los trabajos en uno de los mercados tradicionales de Oaxaca.
Para mantener el atractivo de visitantes y de los propios oaxaqueños, se realizó una inversión alrededor de 822 mil pesos por parte del municipio capitalino.
En alguna ocasión Melitón Lavariega Torres, administrador de este emblemático centro gastronómico, señaló al EL IMPARCIAL que en temporadas altas como Guelaguetza, festividades de Día de Muertos o Navidad la afluencia diaria puede llegar de 10 a 15 mil comensales, ansiosos de paladear la comida oaxaqueña.

Los comensales pueden elegir entre 207 locales dispuestos en cuatro secciones: el área de pan y chocolate, caldos, comedores de cocina regional y el pasillo de carne asada.
Sin embargo, este mercado popular tiene una característica que lo hace único: el legendario “pasillo de la carne asada” o “pasillo de humo”. Ahí, como antaño cuya práctica se pierde en el tiempo, los visitantes pueden escoger un pedazo de tasajo o cecina; el chorizo o tripas que cuelgan en los puestos y ahí mismo están situados anafres con carbón ardiendo y listos para asar la carne. Si vas acompañado o con la familia, se busca un lugar donde sentarte y se compras tortillas o tlayudas, cebollitas, salsas y aguacate.
Durante la visita realizada por EL IMPARCIAL, como parte de los festejos del mercado 20 de noviembre, los locatarios invitaron a capítalinos y turistas a disfrutar de este lugar que es un referente turístico por la gastronomía.
La remodelación consistió en limpiar y rehabilitar la techumbre, extractores y mantenimiento al drenaje y al piso.