Las mejores películas filmadas en Rusia
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Las mejores películas filmadas en Rusia

A dos días del inicio de la Copa del Mundo de la FIFA, realizamos un recorrido cinematográfico por la sede Rusia.


Las mejores películas filmadas en Rusia | El Imparcial de Oaxaca

Rusia es un país de enorme riqueza cultural e histórica, pero también de un pasado sumamente turbulento. La Revolución de 1917, el ascenso del comunismo y la Guerra Fría no sólo moldearon la historia local, sino que tuvieron importantes repercusiones globales que siguen influyendo hasta nuestros días. La polémica está lejos de extinguirse, con Vladimir Putin convertido en una de las figuras políticas más controvertidas de la actualidad.

Todos estos elementos han convertido a la región en escenario de numerosas películas: desde grandes clásicos de la cinematografía mundial hasta espectaculares blockbusters con temibles villanos soviéticos.

Realizamos un recorrido cinematográfico por Rusia. No por las mejores películas del país, ni por aquellas que mejor hayan capturado su historia, sino por algunos de los títulos más populares que han reflejado sus diferentes rostros e ideologías, y que representan un curioso legado del gigante euroasíatico.

Acorazado Potemkin (Dir. Sergei Eisenstein, 1925)

Quizá el mayor clásico del cine silente soviético, en el que Sergei Eisenstein busca capturar la inconformidad del pueblo ruso durante la Revolución de 1905 a través del buque titular y el levantamiento de la tripulación contra sus tiránicos oficiales. El pueblo apoya la insurrección, pero la osadía es violentamente castigada por las fuerzas del orden. Aunque el mítico cineasta siempre lo consideró un filme propagandístico, también lo aprovechó como un experimento creativo con el que buscaba desarrollar su técnica del montaje. Lo logró con creces, siendo la matanza en la escalinata de Odessa el mejor ejemplo, pues casi un siglo después se mantiene como una de las secuencias más ambiciosas y bien logradas en toda la historia del cine.

Doctor Zhivago (Dir. David Lean, 1965)

Boris Pasternak nunca imaginó que su Doctor Zhivago inspiraría tantas controversias culturales durante su publicación. Su temática le convirtió en una de las novelas más rechazadas en la historia de la Unión Soviética y obligó a su publicación fuera del bloque comunista. Irónicamente, estos antecedentes fueron determinantes para su aceptación en el mundo occidental –y muy especialmente en Estados Unidos– y para su adaptación en 1965. Su historia gira alrededor de un médico y poeta que enfrenta una serie de dilemas durante el estallido de la Primera Guerra Mundial y la posterior Revolución de Octubre. La cinta fue galardonada con cinco Premios de la Academia, pero su derrota en las ternas de Mejor película y director, fue motivo de polémica. Más escandalosa aún fue la omisión de Omar Sharif entre los nominados a Mejor actor, en una decisión que sigue dando de qué hablar hasta nuestros días. Poco importa ahora, pues ni siquiera estos debates pueden arrebatarle su estatus entre los grandes clásicos de todos los tiempos.

Rasputin: The Mad Monk (Don Sharp, 1966)

Christopher Lee interpretó toda clase de personajes fascinantes a lo largo de su filmografía: Sherlock Holmes, Francisco Scaramanga, Saruman y Dooku, por nombrar algunos. Rasputin pudo formar una parte muy importante de esta lista, pero sus resultados fueron opacados por Dracula: The Prince of Darkness, filmada y estrenada casi simultáneamente, y con buena parte del elenco compartiendo créditos en ambos títulos. A pesar de ello, The Mad Monk tiene su propio encanto. Hammer nunca tuvo la intención de hacer una película apegada a la historia, sino aprovechar la enigmática naturaleza del personaje y su creciente posición de poder para crear una trama que deambula entre el suspenso y el terror. Más curioso aún resulta que cuando niño, el actor tuvo la oportunidad de conocer al asesino del monje y años más tarde, a la hija de este mismo. Quizá no sea el mayor clásico del estudio, pero definitivamente es un proyecto muy importante en su colección clásica.

Octopussy (Dir. John Glen, 1983)

James Bond siempre fue un referente de la lucha contra el comunismo. Quizá por ello resulte tan curioso que la primera película en adentrarnos de lleno en la URSS fuera Octopussy en 1983, con una infame reunión en una base militar de la región, en la que el General Orlov explica su plan de expansión: un ataque nuclear sobre Europa seguido de una invasión terrestre. No conforme con ello, el excéntrico militar se muestra confiado en que sus rivales no contraatacarían, pues a diferencia del bloque comunista, están fragmentados y cegados por sus propios intereses. Ni siquiera estas amenazas fueron suficientes para que 007 viajara al país soviético, ya que el conflicto central se desarrolló en Alemania Oriental. Para que la visita se concretara, el agente tuvo que esperar hasta 1986, pues los primeros minutos de Golden Eye lo muestran infiltrándose en una planta de armas químicas comandada por el Col. Arkady Ourumov. Aunque la Guerra Fría ha terminado, muchos héroes siguen viajando a la región para solucionar todo tipo de tensiones: Jack Ryan, Ethan Hunt y John McClane.

Rocky IV (Dir. Sylvester Stallone, 1985)

Son muchos los héroes que viajaron a la Unión Soviética para luchar por las libertades occidentales en plena Guerra Fría. Ninguno nos estremeció tanto como Rocky Balboa, quien se olvidó del conflicto bélico para librar una batalla deportiva y demostrar su calidad pugilista que permitiera cobrar venganza por la muerte de Apollo Creed. Luego de una cruenta preparación en un campamento base de Krasnogorsk –uno de los montajes más espectaculares de todos los tiempos–, el Semental Italiano se adentra en Moscú para la que muchos consideran la batalla más feroz en toda su vida. Rocky no sólo sale adelante, sino que aprovecha su victoria para mandar un mensaje político en el que asegura “si yo puedo cambiar y ustedes pueden cambiar, entonces todos pueden cambiar”, logrando una ovación de pie de toda la arena, incluyendo el mismísimo Mikhail Gorbachev.

La caza al Octubre Rojo (Dir. John McTiernan, 1990)

La mejor adaptación a la obra de Tom Clancy es también la última gran película realizada durante la Guerra Fría, al grado que su producción cambió la temporalidad de las acciones de último minuto para evitar cualquier polémica ante la reciente caída del bloque soviético. A pesar de la presencia de Jack Ryan como héroe de la historia, la gran figura del filme es Marko Ramius, capitán del submarino nuclear soviético Octubre Rojo y cuyas intenciones generan una enorme preocupación en la unión americana. El personaje fue brillantemente interpretado por Sean Connery, cuya preparación a bordo del USS Puffer incluyó un reconocimiento como comandante y una autorización especial para dar órdenes a la tripulación. Eso sí, siempre bajo la supervisión del auténtico capitán. Con una técnica así, no sorprende que terminara convirtiéndose en una de las mejores interpretaciones de toda su carrera.

Guardianes de la Noche (Dir. Timur Bekmambetov, 2004)

Inspirada en la saga vampírica escrita por Sergeo Lukyanenko, la cinta nos transporta a un Moscú contemporáneo y regido por treguas ancestrales entre las diferentes facciones de “los Otros”. Las fuerzas de la luz dominan durante el día, las de la oscuridad hacen lo propio durante la noche. Este balance podría romperse ante la llegada de un nuevo y poderoso miembro que deberá elegir su bando. La película tuvo una estupenda recepción en Rusia, aun cuando la crítica la despreció por su evidente imitación de técnicas hollywoodenses. El director Timur Bekmambetov nunca negó sus influencias y poco tiempo después saltó a la industria norteamericana con cintas como Se busca (Wanted), Apollo 18 y Abraham Lincoln: Cazador de vampiros (Abrahan Lincoln: Vampire Hunter). El debate incrementó cuando su país la eligió como candidata al Oscar 2005 y aunque no logró la codiciada nominación, sí que alcanzó un lugar de honor en la historia fílmica de la región al mostrar cualidades nunca antes vistas en el cine ruso que le valieron una gran aceptación en todo el mundo.

Hellboy (Dir. Guillermo de Toro, 2004)

Muchos años antes de que el MCU y el DCEU trasladaran parte de sus respectivas historias a Rusia, Guillermo del Toro lo hizo con Hellboy. ¡Y de una manera brillante! El mexicano nunca se conformó con mostrar al país como escenario de una batalla más y en su lugar, aprovechó su pasado histórico para ofrecer un villano singular: Grigori Rasputin. El misticismo que siempre ha rodeado la figura del personaje representó una interesante amenaza para nuestro grupo de héroes y abrió el camino para un enfrentamiento final que se caracterizó por su fusión de terror y acción. A pesar de la interesante propuesta, la película no cosechó una muy buena taquilla y sólo garantizó una secuela ante la aceptación del formato casero. Todavía nos duele pensar que la trilogía planeada por del Toro nunca pudo ser concretada y sólo queda cruzar los dedos para que Neil Marshall tenga mejor fortuna con la nueva versión del heroico demonio.

Anna Karenina (Dir. Joe Wright, 2012)

Existen muchas adaptaciones de Anna Karenina, siendo la de Joe Wright una de las más populares. El cineasta británico recurre a su eterna musa Keira Knightley como protagonista de una de las obras más importantes de la literatura rusa y la acompaña de un gran elenco integrado por Jude Law, Aaron Taylor-Johnson, Alicia Vikander y Emily Watson. La historia es bien conocida por todos: una aristócrata atormentada por estar casada con un hombre al que no ama y cuya solución es comenzar un amorío que sólo la conducirá a la perdición. Sin embargo, el mayor logro de esta película radica en que su director aprovecha su talento visual y la opulencia del Imperio Ruso para convertir el drama en una puesta en escena que resulta cautivadora en todo momento. Las mejores y muy merecidas pruebas de ello son sus nominaciones al Oscar por Mejor fotografía y diseño de producción.

Stalingrado (Dir. Fedor Bondarchuk, 2013)

Una de las películas rusas más populares de los últimos tiempos. La trama se desarrolla durante la batalla de Stalingrado de 1942, pero lejos de centrarse únicamente en el conflicto bélico, profundiza en el lado humano de los soldados soviéticos, quienes luchan por su país, pero más importante aún, por proteger a las personas que aman. Aunque no tuvo gran aceptación entre la crítica, el público la abrazó por su historia, sus valores de producción y muy especialmente por su espectacular técnica visual, la cual se vio favorecida al ser la primera película rusa estrenada en formato IMAX. Estas características la convirtieron en la selección oficial rusa para los 86º Premios de la Academia, pero no le alcanzaron para obtener la nominación.

Guardians (Dir. Sarik Andreasyan, 2017)

La popularidad del cine de superhéroes no tardó en extenderse por otros territorios, siendo Rusia uno de ellos con Guardianes. La cinta nos lleva de vuelta a la Guerra Fría, con las fuerzas soviéticas trabajando en un programa experimental denominado Patriot y que pretende crear una serie de súper soldados que protejan los intereses de la región. Estos mismos guerreros serán reunidos en la actualidad, cuando un viejo villano con la capacidad de controlar la tecnología intenta tomar control del país con una peligrosa armada robótica. La cinta provocó curiosidad en el mundo entero por sus evidentes paralelismos con Capitán América y muchos otros héroes norteamericanos, pero ni siquiera esto le salvó de las opiniones negativas, baja recaudación y ser señalada por muchos como propaganda soviética al exaltar los esfuerzos y avances de aquella época. Destaca además que los Guardianes pronto estarán de vuelta, con una secuela que se desarrollará en China y que –según rumores– contará con nuevos héroes y villanos del país asiático.

Operación Red Sparrow (Dir. Francis Lawrence, 2018)

La dupla integrada por Francis Lawrence y Jennifer Lawrence alcanzó estupendos resultados con Los Juegos del Hambre, y nadie se sorprendió por sus deseos de reencontrarse con Operación Red Sparrow. La adaptación de la novela homónima de Jason Matthews muestra a la actriz como una bailarina de ballet acabada tras una lesión y cuyas relaciones familiares terminan por convertirla en un Gorrión: servicio secreto soviético que emplea la seducción como su mejor arma. A pesar de su renuencia inicial, la joven demostrará un enorme talento que le permitirá cobrar venganza contra todos aquellos que alguna vez se atrevieron a lastimarla. Destaca la omisión del presidente Vladimir Putin, quien juega un papel importante en la novela y, según rumores, fue retirado ante la polémica suscitada tras los escándalos de corrupción durante la elección de Donald Trump.


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