¿Porqué las víctimas de violación no se defienden? La neurociencia lo explica
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¿Porqué las víctimas de violación no se defienden? La neurociencia lo explica

La amenaza bloquea circuitos neuronales, haciendo que las víctimas queden paralizadas involuntariamente


¿Porqué las víctimas de violación no se defienden? La neurociencia lo explica | El Imparcial de Oaxaca
Una investigación publicada en la revista  Nature Human Behavioury realizada por el profesor Patrick Haggard y Ebani Dhawan, exestudiante del University College de Londres (UCL), explica por qué las mujeres que sufren agresiones sexuales se quedan “congeladas” durante la experiencia, incapaces de moverse o gritar, algo que experimentan el 70 % de las mujeres en esta situación.

Haggard y Dhawan argumentan que la inmovilidad puede ser involuntaria.  Muchos animales quedan brevemente paralizados ante una amenaza leve, lo que les deja mejor preparados para rápida una reacción de lucha o huida.

Sin embargo, ante una amenaza inmediata y grave, el comportamiento puede cambiarse a una inmovilidad prolongada en la que el cuerpo se  queda completamente congelado o flácido.

Esto se debe a que la respuesta del cerebro ante una amenaza puede incluir el bloqueo de los circuitos neuronales que controlan voluntariamente el movimiento del cuerpo.

En los seres humanos ocurren situaciones similar, en testimonios de agresiones sexuales se comenta que las víctimas a menudo dicen ser incapaces de moverse o gritar durante la agresión, incluso cuando no están físicamente oprimidas o inmovilizadas.

En los procesos judiciales, la falta de reacción por parte de las mujeres a menudo es utilizada como un argumento en su contra por los defensores de los agresores y violadores, que argumentan que esa falta de resistencia puede ser tomadas como  al consentimiento. Pero si, como demuestra el estudio, la víctima está “involuntariamente inmóvil”, ese argumento es incorrecto, advierte los autores.

Acerca de este tema, Haggard comenta que “la ley reconoce desde hace tiempo la eximente de ‘pérdida de control’ y puede conceder la responsabilidad atenuada en situaciones específicas en las que se demuestra que las acciones se realizaron sin control voluntario”. 

“Es esencial llamar la atención de la sociedad sobre la importancia crucial del ‘consentimiento activo'”, concluye el investigador