Frida Kahlo se ha posicionado como una marca a nivel internacional y a veces hasta como símbolo de la mexicanidad, lo cual ha hecho que muchas personas comiencen a sentir reticencia hacia su figura y, en particular, al abuso de ésta.

No obstante, a pesar de sus detractores, lo cierto es que la vida de Kahlo, quien vivió en comunión con uno de nuestros más grandes artistas como Rivera y convivió con uno de los círculos artísticos más prolíficos, sigue siendo un enigma para muchos.

En ese sentido, las fotografías de Nickolas Muray muestran un lado desconocido de Frida, uno apartado de los personajes que ellos mismos crearon y que se han mitificado en nuestra historia nacional. Del mismo modo, estas fotos no son un reflejo de la relación personal entre la pintora y el fotógrafo, en realidad se trata de una historia documentada de las personas cuyas vidas se entretejieron con la de Kahlo.

Por otro lado, Nickolas Muray se hizo amigo de Frida hacia 1931, cuando viajó hacia México para visitar al artista Miguel Covarrubias con quien colaboró para Vanity Fair. Se dice que a partir de ese entonces ambos dieron inicio a un romance que se caracterizaría por las cartas enviadas durante sus viajes. Además de los retratos personales de Kahlo, Muray también destacó por su fotografía publicitaria en las páginas de las revistas, como en Time, donde tendría un acuerdo para hacer las portadas a color de la revista.

Las fotografías tomadas de 1925 a 1946 de Frida Kahlo y su vida son 78 en total, y serán subastadas en Nueva York por la casa de subastas Sotheby’s con un precio estimado, por fotografía de 15 mil dólares.
