Lo social permea en el arte de Alessandra Parachini
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Lo social permea en el arte de Alessandra Parachini

Alessandra Parachini, segundo lugar de la sexta Bienal Takeda.


Lo social permea en el arte de Alessandra Parachini | El Imparcial de Oaxaca

Cuando Alessandra Parachini Willy recibió el premio como segundo lugar en la sexta Bienal de Artes Gráficas Shinzaburo Takeda, no pudo contener la emoción. “Sigo en shock”, compartiría más tarde al ver que su obra se hallaba en la exposición de la edición, abierta en el Museo de los Pintores Oaxaqueños (Mupo).

Originaria de la Ciudad de México, la autora con más de 40 años de trayectoria, se ha desarrollado principalmente en la gráfica y el dibujo. Ya había conseguido menciones honoríficas en otros certámenes, explica, pero no pensó que con su pieza Cintéotl (que alude al maíz), ganara en el certamen. Este certamen es muy reconocido y esperado en la comunidad de artistas gráficos de Guadalajara, explica quien radica en tal ciudad, una que considera distinta a Oaxaca en cuanto al tema del arte.

Hay diferencias, dice, en cuanto al tipo de arte que se hace o las técnicas que se emplean. Por ejemplo, en Jalisco ha observado mayor tendencia a lo tradicional, como el aguafuerte, el aguatinta o la punta seca.

Pero la técnica no es lo único que hace distintos a ambos estados. “En Guadalajara quizá hay más diferencias, aquí (el movimiento artístico) es como un tren que va con todo. En Guadalajara estamos más dispersos”. Si bien, existe un semillero de artistas, Alessandra no reconoce que haya el apoyo y la entrega que ve en Oaxaca, que a su parecer entiende a la cultura como parte de su esencia.

“En las artes plásticas no hay apoyo”, pues este sólo se da a lo relacionado con “el tequila o el mariachi”. Pero si ya el arte carece de sostén, ser mujer implica mayor dificultad, detalla. “Ve la edad que tengo y apenas (tengo un premio), y tengo como 45 años haciendo arte”.

En los museos y galerías, “siempre prefieren a los hombres”, externa la autora de una pieza hecha con la técnica de mezzotinta (que data de 1642) y que se ve sorprendida porque en su estancia en Oaxaca haya visto un recinto donde exponen 26 mujeres.

Que su trabajo haya sido escogido en la bienal, es para ella uno de esos “pasos gigantes que estamos dando” en las artes, pues “las mujeres siempre hemos sido (consideradas) de segunda”, vivido acoso o tenido que ocultar el nombre para tener más probabilidades de destacar.

Alessandra se propuso como reto lograr una obra con la técnica de mezzotinta, que califica como compleja y que requiere de mucha fuerza.

“Técnicamente, era un reto”, señala al tiempo que explica que su trabajo es una especie de diálogo con la muerte, sea a través de la representación de personas que conoció o de naturaleza muerta.