Un innovado proyecto de transporte sustentable en la Amazonía ecuatoriana está transformando la vida de comunidades originarias aisladas; la fuerza motriz: la energía solar.
Un reportaje publicado en el sitio en español de The New York Times señala que la primera embarcación impulsada por energía solar se puso a navegar en 2017 y, en la actualidad, estos botes desempeñan un papel fundamental en este remoto rincón de la Amazonía, convirtiéndose en un motivo de orgullo para los achuar, que ayudaron a desarrollar y ampliar la red de canoas impulsadas por energía solar.
Por su parte, en el portal Noticias Ambientales se da cuenta de que se trata del uso de barcos impulsados por energía solar. Una alternativa ecológica y silenciosa que reemplaza a las tradicionales canoas con motores de combustión, altamente contaminantes.
Al proyecto lo desarrolló el ingeniero Salvador Mesías y su empresa Kiwa Energy. Apuntaron a ofrecer un transporte fluvial limpio, accesible y adaptado a las necesidades de los pueblos que habitan a lo largo de los ríos del Parque Nacional Yasuní, una de las regiones con mayor biodiversidad del planeta.
ASÍ FUNCIONAN LAS CANOAS SOLARES
Los barcos solares amazónicos funcionan con paneles fotovoltaicos instalados sobre sus techos, que captan la energía del sol para alimentar motores eléctricos.
Según The New York Times, las embarcaciones, con capacidad para 20 pasajeros, han transportado a niños a la escuela, a enfermos a las clínicas e incluso a personas en duelo a un funeral.
Las aldeas aisladas forman parte del paisaje de la provincia de Pastaza, una extensa franja de selva del tamaño aproximado de Bélgica, donde viven unos 7000 achuar repartidos en decenas de comunidades dispersas entre la densa vegetación.
Además de reducir la huella ambiental, el sistema disminuye significativamente los costos operativos y mejora la calidad de vida de las comunidades locales, que ahora pueden acceder a
transporte más eficiente y seguro, incluso en zonas remotas.
RESPETO A LA INDENTIDAD INDÍGUENA
La implementación de estos barcos solares ha sido bien recibida por habitantes de comunidades como Añangu y Pilchi. Todos destacan su impacto positivo en la salud, el ambiente y la economía.
Según relevó The New York Times, también se valora su contribución a la lucha contra el cambio climático y a la protección de la selva amazónica.
El modelo apunta a expandirse a otras regiones de América Latina con características similares, donde el transporte fluvial es esencial y los impactos de la contaminación son cada vez más evidentes.
El proyecto fue bien recibido por las comunidades originarias locales.
Los barcos solares en la Amazonía de Ecuador demuestran que es posible impulsar soluciones limpias y eficientes en los rincones más biodiversos y vulnerables del planeta.
Los motores a gasolina a su llegada revolucionaron el transporte en la región, permitiendo a la gente viajar más rápido y más lejos.
Pero tuvo un alto precio, según los achuar y los defensores del medioambiente.
El motor de la embarcación emite nubes de gases de escape y derrama combustible en los ríos, contaminando el agua y afectando a la fauna de la región.
En 2017, tras años de planificación, se botó el primer barco solar, que emprendió un viaje de 1800 kilómetros desde Coca, Ecuador hasta Iquitos, Perú, antes de regresar al territorio achuar.
La comunidad achuar cuenta ahora con otros nueve barcos solares que operan en Ecuador, Perú, Brasil e incluso en las Islas Salomón, con el objetivo de botar 250 más en los próximos cinco años.
Tras el éxito, “No queremos carreteras”, dijo Nantu Canelos, presidente de Kara Solar. “Las carreteras destruyen las comunidades”.
¿OPCIÓN PARA OAXACA?
Esta opción del transporte sin duda podría revolucionar el traslado de mercancías en zonas como, por ejemplo, el golfo de Tehuantepec o de las poblaciones mareñas. Incluso, podría muy bien servir como opción al traslado de turismo sin contaminar aguas de lagunas o la ribera marítima.