El arribo de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos con el compromiso de sellar su frontera con México y llevar a cabo deportaciones masivas hacia México y Latinoamérica ha dejado al descubierto la debilidad de nuestras autoridades.
En su historia más reciente, el Instituto Nacional de Migración (INM), órgano encargado de regular y gestionar los flujos migratorios, ha enfrentado diversas crisis que, gracias a un eficiente manejo de su comunicación, ha salido avante, así lo advierte Fernando Antonio Mora Guillén de su libro: Comunicación en Tiempos de Crisis: Responder, Resolver y Crecer.
Y es que, de acuerdo con el autor, en el contexto actual, la migración ya no puede entenderse como un fenómeno limitado al tránsito de personas en busca de mejores condiciones de vida y seguridad; es un proceso dinámico que impacta la esfera política, económica y cultural, por ello la política migratoria debe replantearse desde una perspectiva integral y multifacética.
Al abordar el tema migratorio, Mora Guillén advierte que la falta de recursos humanos y materiales, la escasa capacitación del personal y los déficits financieros, limitan la eficacia de las políticas migratorias y, por ende, obstaculizan la atención adecuada de los migrantes.
Estas deficiencias se hacen más visibles en un contexto político y social altamente polarizado que colocan al INM bajo una constante presión tanto interna como externa, que hace indispensable una comunicación altamente eficiente.

Tres casos que han puesto al INM en el ojo del huracán fueron: Las Fosas de San Fernando y los golpes y el despojo de su equipo a un fotógrafo, ambos ocurridos en 2010 y más recientemente, en 2023, el caso de 39 migrantes muertos en la Estación Migratoria de Ciudad Juárez.
En todos esos casos, recordó el también comunicador, el Instituto tuvo que enfrentar las quejas que hicieron los migrantes por negligencia, señalamientos de corrupción y violaciones de derechos humanos por parte de funcionarios que, invariablemente, se vieron reflejadas en los medios de comunicación.
Por ello, afirma que la falta de un sistema de comunicación eficiente para casos de “emergencia” agrava cualquier tipo de crisis por lo que recomienda la elaboración de protocolos de atención inmediata y la integración de un “cuarto de guerra” (War Room) para evitar afectaciones mayores.
De esta manera, Fernando Antonio Mora considera crucial que el INM establezca una estrategia de comunicación clara y efectiva que le permita, por una parte, recuperar la confianza y garantizar políticas justas y por otra, se le destinen mayores recursos, capacitar al personal y transparentar la comunicación para enfrentar la crisis.
En el libro Comunicación en Tiempos de Crisis: Responder, Resolver y Crecer, Mora Guillén advierte que más allá de la seguridad nacional, el Instituto Nacional de Migración debe priorizar la dignidad de los migrantes, pues solo con una transformación profunda en su gestión y comunicación, podrá cumplir su misión y responder a los desafíos actuales.