Cada día, incluidos los domingos, Emma Peralta Jiménez llega al cruce de las calles Niños Héroes y Montes de Oca, en el barrio del exMarquesado.
Vender periódicos es una actividad que desarrolla desde hace 26 años y que en los últimos le ha marcado un horario de las 7:00 o 7:30 horas hasta casi el mediodía. Algunos de los ejemplares los exhibe junto al poste y otros tantos los lleva bajo el brazo para ofrecerlos a los conductores y vecinos.
Emma cuenta que el interés por el periódico ha disminuido desde hace varios años y que la pandemia fue un golpe más para su oficio de voceadora, como desde hace más de 10 años lo ha sido el internet y los teléfonos celulares. Pero a sus 63 años y con la venta de los ejemplares de dos de los diarios que sobreviven en el estado, asegura que seguirá hasta que sus fuerzas se lo permitan.
Ya no se vende como antes”, rememora la voceadora que se ha enfocado principalmente en la venta de estos diarios y una revista, aunque de esta última considera que ya no existe.
El Módulo sobre Lectura (MOLEC) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) confirma la percepción de Emma, quien hasta hace unos años vendía casi un centenar de diarios. En el oficio también se desempeñaban sus hijos: uno de ellos en el crucero de Plaza Bella y la otra, en la zona de Hacienda Blanca. Ahora, apenas consigue vender una treintena.
Durante la pandemia, las ventas se desplomaron y ella, al contagiarse de Covid-19, tuvo que dejar de laborar mes y medio.
En 2024, según el MOLEC, el 69.6 % de la población alfabeta de 18 años y más declaró haber leído alguno de los siguientes materiales: libros, revistas, periódicos, historietas o páginas de Internet, foros o blogs. Esto implica 14.6 puntos porcentuales menos que en el primer levantamiento del MOLEC en 2015, cuando era del 84.2%.
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El Inegi detalla que los más leídos siguen siendo los libros (41.8%), seguidos de las páginas de Internet, foros o blogs (39.4%), revistas (21.7%), periódicos (17.8%) e historietas (4.6%).
La lectura de periódicos disminuyó 31.6 puntos porcentuales, al pasar de 49.4% de la población lectora en 2015 a 17.8%, en 2024”. Es decir, que quienes leen periódicos no son ni la mitad de las personas que lo hacían hace 10 años.
Emma explica que sus lectores son generalmente adultos mayores, aunque también hay personas de otras edades que al verla en la calle se animan a comprar un ejemplar.
En este crucero y al marcar el rojo el semáforo, algunos conductores del transporte urbano aprovechan para pedir su ejemplar. Emma, como puede, toma algún alimento.
Ser voceadora implica no solo ejercer un trabajo que parece desaparecer como el interés por la lectura de la prensa escrita, sino carecer de prestaciones laborales. Sin embargo, en los tiempos en que los diarios eran muy solicitados, los ingresos por las ventas le ayudaron para que sus hijos estudiaran.
Cuando se enfermó de Covid-19 su familia tuvo que buscar la manera de enfrentar los gastos, pues sin seguridad social no podía siquiera acceder al servicio médico en una institución pública. En tanto, refiere que por su edad tampoco puede pedir un apoyo del gobierno federal, como la pensión para adultos mayores.
Y aunque sea parte de alguna organización junto con otros compañeros tampoco es garantía de apoyos, explica, pues observa que los representantes no siempre respaldan a los voceadores.
