De acuerdo con los informes sobre la situación de pobreza y rezago social del 2023 y 2024 emitidos por la Secretaría de Bienestar federal, en la ciudad de Oaxaca persisten los rezagos en materia de acceso al agua potable y al drenaje, dos derechos necesarios para un buen desarrollo y salud.
En ambos documentos, las cifras son las mismas para los dos años, por lo que se observa que entre uno y otro año estas carencias han persistido entre miles de habitantes.
En el caso de viviendas sin acceso al agua potable, en los dos documentos se detalla que son 38 mil 235 habitantes en esta condición de carencia. En tanto, son 8 mil 604 las viviendas sin drenaje. Es decir, que en los dos casos no tienen conexión a estas redes públicas.
En medio de la crisis por la que la mayoría de los habitantes deben esperar al menos 35 y hasta más de 40 días por el suministro de agua potable, aún hay más de 38 mil sin acceso a este derecho.
Si bien los datos oficiales dan cuenta que el resto de los más de 259 mil habitantes sí tienen acceso, la realidad es otra. En los últimos meses, la crisis ha propiciado violaciones al derecho al agua potable.
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Contar con este bien común incluso se complica en el servicio privado, ya que ni los sindicatos u organizaciones que controlan a los transportistas de camiones cisternas (pipas) se dan abasto. O al menos eso han externado en los últimos meses al explicar que el agua que solían extraer de los pozos en municipios cercanos se está acabando y tienen que conseguirla más lejos.
Por esta crisis, el Colectivo de Organizaciones Ambientalistas de Oaxaca (COAO) ha denunciado públicamente que 8 de cada 10 capitalinos o habitantes de la zona metropolitana carecen de acceso al agua potable. Ante ello han exigido en múltiples ocasiones al gobierno estatal garantizar este derecho con proyectos como la rehabilitación de bordos y de las más de 2 mil micro cuencas de la cordillera Norte.
En el libro El derecho al agua potable y saneamiento, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos señala que “el derecho humano al agua es indispensable para vivir dignamente y es condición previa para la realización de otros derechos humanos. Es por eso que el agua debe tratarse fundamentalmente como un bien social y cultural, y no sólo como un bien económico”.
Basada en el Programa Conjunto de Monitoreo para el Abastecimiento de agua y Saneamiento, de la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (OMS/UNICEF), agrega que el agua potable es aquella “cuyas características microbianas, químicas y físicas cumplen con las pautas de la OMS o los patrones nacionales sobre la calidad del agua potable”.
