Con los últimos cuatro años marcados por el cierre a raíz de la pandemia de Covid-19 y de un conflicto laboral, así como su reapertura en agosto de 2023, el Museo de Arte Prehispánico de México Rufino Tamayo llega este lunes a sus 50 años.
Fue el 29 de enero de 1974 cuando se fundó este museo en la ciudad de Oaxaca, como un regalo de Rufino Tamayo para su estado natal y en el que dejó más de mil obras arqueológicas.
Una placa en la entrada del museo recoge las palabras de Tamayo, quien a través de ellas dedica este espacio y su colección “al noble pueblo oaxaqueño” para enriquecer su acervo cultural. Asimismo, le confía la conservación del mismo “velando por su integridad con el mismo amor con el que yo se lo entrego”.
Desde su reapertura en agosto, el museo ubicado en una propiedad pública del siglo XVI ha recibido a cerca de 15 mil visitantes y para este día tiene programada una serie de actividades para celebrar sus primeros 50 años.
Nidia Rosales, encargada del recinto tras la salida Laura Dada como directora, explica que el acceso aún es gratuito. Sin embargo, se prevé que en este año se fije una cuota, aunque todavía no hay fecha.
A propósito del aniversario 50 del museo, el curador Juan Carlos Pereda comparte la importancia de este museo en el que Tamayo dejó su colección arqueológica y que al mismo tiempo permite ver uno de los tres ejes en que descansó su obra.
Es importantísimo ver cómo el Museo Tamayo sigue siendo un referente, que está vigente y que es de una belleza atemporal por lo que contiene, por la museografía, pero primordialmente por el pensamiento y la generosidad de Tamayo, que dona esta colección importantísima de arte prehispánico, de una altísima calidad”.
A decir de Pereda, quien por cuatro décadas trabajó y sigue trabajando con y sobre la obra de Tamayo, cada pieza del museo es “una obra de arte”, pues rebasa el rasgo de ser una pieza histórica, antropológica o arqueológica.
Tiene una vigencia de obra de arte, cada pieza estaba sopesada estéticamente para pertenecer a esa colección”, apunta al tiempo de destacar que esta colección muestra uno de los ejes de la obra del fallecido artista.
Toda la producción de Tamayo descansa en tres puntos: el arte popular, el arte prehispánico y luego un diálogo abierto, permanente, vigente, con las vanguardias internacionales. El arte prehispánico es un punto, una forma de cimiento de todo el arte de Tamayo, de todo lo que pintó entre 1920 y hasta 1991”.
Asimismo, resalta “otra presencia importantísima” en el trabajo y vida del autor: su esposa Olga, quien “por más de 64 años” le ayudó a Tamayo a conformar “una pareja extraordinaria, un equipo maravilloso, un equipo de enamorados y donde Olga siempre fue musa, inspiración y al mismo tiempo colaboradora extraordinaria para lograr todo lo que logró Tamayo. Lo hubiera logrado con o sin Olga, pero Olga le ayudó muchísimo a formar ese mundo, ese prestigio que al final era de Tamayo, pero es para México”.
Hasta antes de la reapertura, el museo estaba bajo el control de particulares que incluso formaron el Patronato del Museo Rufino Tamayo. En 2019 se planteó que el museo pasara a manos de la administración estatal y que el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura apoyara en su sostenimiento. Pero no fue sino hasta el 2023 cuando el museo finalmente fue tomado por el estado, aunque al margen de aquella propuesta.
