En una noche de concierto, el exterior del auditorio Guelaguetza está rodeado de puestos de comida y de vendedores de recuerdos del concierto en turno.
Las y los vendedores corren sobre los pasillos para llevar las bebidas y botanas hasta las butacas de las personas.
Hay personas que venden flores, así como recuerdos del grupo que está tocando en el auditorio.
Al interior, las cervezas se ofrecen a un precio excesivo. En los últimos conciertos, un vaso de dos medias de cerveza estuvo entre los 150 y 120 pesos.
Los vasos de refresco cuestan 50 pesos y lo mismo un bote de agua, cantidades que triplican el precio de los productos.
Pero un grupo de hombres que preguntaban por botellas de licor, los más económicos estaban en 1,200, en el caso del conocido ron y tequila comercial.
La Oficina de Convenciones, Congresos y Eventos de Oaxaca (OCCEV), es la responsable de la administración de este espacio, cuyo costo depende de los palcos utilizados y en su caso de todo el recinto.
El pasado fin de semana, la zona estuvo llena de espectadores porque se registraron dos eventos masivos de agrupaciones musicales y otro más de Tecnología que, sin duda, representan una buena derrama económica, según los sectores.
Cuando son los eventos, a los taxistas nos contratan porque hay mucha gente que sale de casa”, indica un conductor de transporte público.
Una pareja que se traslada de la colonia Volcanes, de esta ciudad de Oaxaca paga 150 pesos; a la colonia Reforma o al Centro la tarifa es de 100 pesos, un costo excesivo para los clientes.
La noche transcurría y la venta en el auditorio era de bonanza, porque los promotores, obtienen sus ganancias con la venta de las bebidas y botanas.
También las memelas, los tacos, así como oferta de diversas fritangas se activan en el contorno del recinto.
Los conciertos también dan empleo por unas horas para el cuidado de las puertas, para la seguridad en los palcos y para vender sus productos, porque no pueden entrar personas ajenas a quienes organizan.
