Más de 10 obispos, arzobispos y superiores religiosos mexicanos fueron señalados por las asociaciones Bishop Accountability y Spes Viva por haber encubierto los abusos sexuales de sacerdotes mexicanos, entre quienes se encuentra el arzobispo emérito de Antequera Oaxaca, José Luis Chávez Botello.
En conferencia de prensa virtual seguida por EL IMPARCIAL vía zoom, Anne Barret Doyle codirectora de Bishop Accountability, presentó el resultado de una investigación en la que se menciona los nombres de los presuntos involucrados, además de señalar que organizaciones civiles solicitaron la intervención del Papa Francisco y de las autoridades civiles para investigar y castigar a los obispos, arzobispos y superiores de congregaciones religiosas que encubren a sacerdotes pederastas.
El caso señalado por las organizaciones se refiera al clérigo Gerardo Silvestre, quien fue acusado de más de 100 casos de violación y abuso sexual contra menores de edad en Oaxaca.
El sacerdote fue sentenciado en febrero de 2017 a 16 años y seis meses de prisión, por el delito de corrupción de menores en su modalidad de inducción a actos sexuales y exposición de filmes pornográficos, tras quedar comprobado que abusó de varios menores entre 2009 y 2010.
El entonces magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca, Alfredo Lagunas Rivera, confirmó la sentencia de Silvestre Hernández, quien desde el 2013 estaba en prisión para enfrentar el proceso ante la justicia.
El caso se refiere a las acciones cometidas contra un niño de la comunidad de Villa Alta; pero la sentencia fue impugnada por la Iglesia Católica.
Las asociaciones Bishop Accountability y Spes Viva señalaron que, a pesar de prometer “tolerancia cero” hacia el abuso, los jerarcas católicos mexicanos permiten que muchos sacerdotes acusados permanezcan en el ministerio.
En un pronunciamiento conjunto que realizaron las organizaciones que velan por los derechos de las infancias, demandaron a las autoridades religiosas investigar o en su caso entregar a la justicia y expulsar a los jerarcas católicos cómplices de estos actos.
Las y los representantes de las asociaciones civiles informaron que a la fecha cuentan con al menos 10 casos de obispos y superiores religiosos que han encubierto los abusos sexuales de sacerdotes en todo el país.
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En 2014 el caso de Gerardo Silvestre generó un cisma en la iglesia católica oaxaqueña dado que un grupo de sacerdotes exigió, a través de una carta, a las autoridades eclesiásticas encabezadas por al arzobispo José Luis Chávez Botello “extirpar de raíz el infame crimen de la pederastia que se dejó incubar en la Iglesia con su silencio cómplice”.
Como respuesta, la Curia y los vicarios de la Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca emitieron un comunicado donde afirman que “la Iglesia no avala ni encubre a nadie”, sin embargo, considera que “no se trata de politizar la justicia ni de judicializar la política”
En el 2015, dos sacerdotes de la misma Arquidiócesis de Antequera Oaxaca denunciaron que Silvestre Hernández contaba con múltiples denuncias por abuso sexual a niños en las diferentes comunidades que era asignado por la iglesia católica.
Las denuncias datan desde el 2006 cuando los padres de familia habrían presentado las primeras denuncias, pero lejos de ser escuchados fueron silenciados por las y los representantes de la Arquidiócesis.
El siete de agosto de 2015, el sacerdote Apolonio Merino Hernández fue sancionado por parte de Chávez Botello con un decreto de suspensión definitiva en sus funciones sacerdotales, esto luego de ser acusado por “diversas faltas cometidas en contra de la iglesia católica”.
Merino Hernández había denunciado a José Luis Chávez Botello, por recurrir a influencias en el Tribunal Superior de Justicia del Estado para evitar que se emita sentencia en contra del cura sentenciado por pederastia.
En ese entonces el sacerdote Merino Hernández indicó que los delitos fueron cometidos en las parroquias de Santiago Camotlán, San Idelfonso Villa Alta y San Pablo Huitzo y aseveró que fueron encubiertos por el hoy Arzobispo Emérito de Oaxaca.
Algunos sacerdotes que denunciaron estos hechos, incluso fueron castigados por el entonces Arzobispo de Antequera Oaxaca José Luis Chávez Botello, por lo que ahora las y los integrantes de la sociedad civil piden a las autoridades civiles y católicas retomar el caso para sancionar y en su caso castigar a los encubridores de los pederastas que han dañado la imagen de la iglesia católica en todo el mundo.
Según las organizaciones que exigen intervención del Papa Francisco, “bajo ciertas condiciones, la iglesia mexicana permite a sabiendas que los abusadores de niños retomen sus puestos activos. Esto no es tolerancia cero”.
Barret Doyle afirmó que en tanto todos los clérigos culpables no sean removidos permanentemente del ministerio en México, las parroquias católicas, las escuelas y los hospitales seguirán siendo un lugar inseguro para los niños y adultos vulnerables.
Con información de Andrés Carrera Pineda / Redacción
