A diferencia de los primeros dos años de la pandemia por Covid-19, la mayoría de la población oaxaqueña relajó las medidas de prevención en más del 60%, pese al inicio de una sexta ola que prevé su pico de contagios en los últimos días de enero de 2023.
Desde hace unas semanas, los registros de la Secretaría de salud federal revelaron un incremento de nuevos casos de Covid-19 de manera acelerada, sobre todo en las jurisdicciones de Valles Centrales y el Istmo de Tehuantepec.
En la capital oaxaqueña, apenas cuatro de cada 10 personas usan de manera correcta el cubrebocas y mantiene la sana distancia, mientras que el resto camina por las calles, abraza o saluda de mano y beso sin protección alguna.
Atrás quedó el miedo para la mayoría de las personas a una enfermedad desconocida en 2020, cuando los primeros contagios y decesos generaron la suspensión de clases y labores en instituciones gubernamentales, con un confinamiento que duró más de un año.
La aplicación de vacunas en enero de 2021 y la cobertura en los diferentes grupos de edad a partir de los 5 años, generaron confianza en gran parte de la población para regresar a sus actividades y relajar medidas de prevención en este 2022, a pesar del surgimiento de nuevas variantes y subvariantes de la Covid-19.
Aunque las muertes por Covid-19 en este 2022 no se comparan con los decesos en las primeras olas de contagios de 2020 y parte de 2021, la presencia de la enfermedad continúa con el inicio de una sexta ola que representa riesgos por complicaciones en personas sin vacunas o refuerzos.
De acuerdo al sector salud de Oaxaca, tan solo en este mes se han notificado tres decesos por Covid-19, casi 800 nuevos casos positivos y más de 500 activos. En mortalidad, el grupo más afectado son las personas de 60 años y más, mientras que en contagios los de 25 a 44 años ocupa el primer lugar.
