En las comunidades del valle de Etla, los panteones se vistieron de flores y velas en este 2 de noviembre con el objetivo de despedir a las personas que ya fallecieron y como parte de la tradición.
Aunque el martes inició esta travesía de fe y mucho misticismo, ayer continúo y mucha gente se refugió en el recuerdo que guarda la lápida del ser amado que partió del mundo terrenal.
En la Villa de Etla desde temprana hora empezaron a llegar al camposanto donde hubo música en algunas tumbas, tocaron las melodías que le gustaba a quienes ya fallecieron y que en la memoria se escucharon.
Es en honor al recuerdo por lo que venimos a dejar las flores y a visitar a nuestros seres que ya se fueron. Todos los años nos reunimos para venir diariamente”, expresó Isaías Salazar quien acudió a visitar a sus padres y hermanos que fallecieron.
Como tradicionalmente se cree, el día 2, las ánimas toman su camino de regreso al más allá y para eso, llegan las personas a despedirlas en esta creencia católica.
Por eso, cientos de familias desfilaron durante el día para ir a visitar a sus seres amados y desde la ofrenda patentizar el recuerdo y el amor de las personas.
También en comunidades como San Pablo Huitzo, Reyes Etla, abrieron estos espacios para esta festividad que estuvo limitada durante los dos años anteriores por la pandemia de Covid-19.
El cempasúchil, la borla, la flor de miguelito y el oloroso incienso inundó estos espacios donde cientos de tumbas llevan el nombre de cada uno de los cuerpos que fueron sepultados.
La creencia de la gente volvió a manifestarse en esta visita a los panteones durante estos días y en cuyo alrededor se activó la venta de las flores tradicionales de la fecha.
Y es que, las personas que vendieron su cosecha ofertaron el cempasúchil en rollos de 20 a 30 pesos, la borla en piezas desde los 10 pesos y más.
Asimismo, muchas personas de las comunidades de Valles Centrales prepararon sus producciones para esta festividad de Día de Muertos, que concluyó con gran fe.
