Cuando Luis Andrés tenía 9 años, cayó de una altura de 10 metros; ese accidente le generaron fracturas en columna, piernas y otras partes del cuerpo. Hoy, a sus 22 años, padece insuficiencia renal y viaja a la ciudad de Oaxaca tres veces por semana para un proceso de hemodiálisis.
Originario de Miahuatlán de Porfirio Díaz, el joven debe despertar a las 2 de la madrugada, caminar cerca de 40 minutos y llegar a la terminal de autobuses, para llegar al Periférico de la capital oaxaqueña a las 6:00 de la mañana, donde pide un taxi para llegar a la Clínica de hemodiálisis que presta el servicio al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Luis Andrés recuerda que aquella caída no solo provocó fracturas en diferentes partes de su cuerpo, sino también un daño a sus riñones que generó insuficiencia renal en 2015, cuando todavía era menor de edad.
Aún siendo niño, recibió atención por un tiempo en el Hospital de la Niñez Oaxaqueña, donde dejaron de atenderlo a los 18 años, con previa recomendación de colocarse un catéter para la hemodiálisis a partir de 2018.
Desde ese año, Luis Andrés con apoyo de su madre pasó por cuatro clínicas particulares para recibir el servicio de hemodiálisis, con un costo de 3 mil pesos por dos veces a la semana, con todo y pasajes.
Por cuatro años, el joven y su madre no solo destinaron la mayor parte de sus sueldos al pago de las hemodiálisis, sino también tuvieron que buscar otros ingresos que evitaron que él pudiera continuar con sus estudios.
Por el alto costo en el pago del servicio de hemodiálisis, Luis Andrés decidió acudir ante el IMSS para solicitar su incorporación como derechohabiente, para lo cual tardaron más de un mes en aceptarlo.
Con el seguro, el joven gasta ahora 600 pesos por los tres traslados a la semana, para llegar a la Clínica de hemodiálisis donde acuden otros más, de diferentes edades y otras regiones del estado.
El joven que por ahora cuenta con trabajo y el apoyo de su madre, trabajadora de limpieza, hizo un llamado a las autoridades para garantizar el apoyo a las personas con insuficiencia renal que no cuentan con seguridad social ni dinero para pagar en el sector privado, provocando que muchos fallezcan por no contar con las oportunidades para ser atendidos.
