Hoy, cuando tenemos a un presidente que actúa a diario en sus shows mañaneros, presumiendo de supuestos grandes “logros” y “avances”, en medio de la peor crisis económica, sanitaria y política del país; donde los paleros oficiales de Palacio Nacional encabezados por Carlos Pozos, mejor conocido como Lord Molécula; y todo aquel que logra colarse como prensa, torpemente dirigidos por el director de la Orquesta: Chucho Ramírez; aplauden a rabiar cualquier ocurrencia o gracejada.
López Obrador, presumió estar preparado para las críticas y ataques que su gobierno pueda recibir durante el proceso electoral de 2021, pues dijo “mi escudo protector es esta conferencia y mi ángel de la guarda es el pueblo”, así expresó la confianza que tiene en la gente que lo respalda. “Si se mantiene la comunicación con el pueblo, no hay nada que temer. Esa es la estrategia, tenerle amor al pueblo, servirlo y estarle informando, por eso estoy ocupado en enfrentar las crisis de la pandemia y la económica”, explicó el mandatario. Pero lamentablemente la realidad es otra.
Las conferencias de prensa matutinas de AMLO están enmarcadas en un contexto de críticas por parte de medios nacionales e internacionales, como The New York Times, diario en donde el catedrático Carlos Malamud comentó que las “mañaneras” son un espacio televisivo utilizado por el presidente para neutralizar la información.
Otro caso representativo es The Washington Post, donde el columnista Luis Antonio Espino comentó que se trata de un ejercicio que fracasa en lo comunicativo, “pero es un rotundo éxito propagandístico”.
El especialista en comunicación consideró que la transparencia, la veracidad, el intercambio de argumentos, el derecho al acceso de información de medios ciudadanos no es lo que verdaderamente motiva las mañaneras del jefe del ejecutivo federal, sino sus índices en las distintas encuestas de aprobación.
Por ello detalló que cuentan con cuatro características fundamentales. La primera es la simplicidad, basada en historias “del pueblo que lucha contra todo tipo de villanos”; la segunda es la inmediatez; la tercera es la transparencia que dice profesar, aunque la población no corrobora sus dichos; y, por último, la autenticidad, fundamentada en el vínculo con él y la gente en contra de las élites.
