¿Sirve de algo medir el PIB?
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Opinión

¿Sirve de algo medir el PIB?

 


Sí, claro que sirve medir el Producto Interno Bruto (PIB). Desde su concepción en 1937 por el economista y Premio Nobel Simón Kuznets, el PIB ha sido aplicado para medir todos los ingresos que obtiene un país en un periodo determinado, provenientes de la producción nacional de bienes o servicios, ya sean generados por individuos, las empresas o por el propio gobierno. A partir de entonces y hasta el día de hoy, el PIB ha sido el principal indicador del “desempeño económico” de los países y del mundo.

 

A través de los años, el PIB ha sido un indicador muy significativo para la comunidad internacional y para los inversionistas. Pues, a partir del PIB se han creado programas y estrategias nacionales e internacionales para mejorar el desarrollo económico de los países. Asimismo, ha ayudado a los inversionistas para determinar el destino de sus capitales.

 

Ahora bien, contrario a lo anterior, lo que el PIB no calcula directamente es el bienestar o la felicidad de los habitantes de un país pues, para ello, es necesario medir otros factores distintos al propio ingreso. Su creador lo sabía, pues en su momento dijo: “… el bienestar de una nación difícilmente puede ser directamente obtenido de medir el ingreso nacional. Si el PIB crece, ¿Por qué América (refiriéndose a los Estados Unidos donde se aplicó por primera vez este indicador), decrece económicamente? Debemos tener en mente la diferencia entre cantidad y cualidad de crecimiento, entre costos y rendimientos, y entre el corto y largo plazo…”. Por eso, con el paso del tiempo, la comunidad internacional ha buscado y sugerido otros indicadores para conocer el nivel de bienestar de la población. El primer economista en cuestionarlo fue Moses Abramovitz en 1959 (no, los primeros no fueron la Primer Ministro de Nueva Zelanda, el de China o nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador).

 

Es por esto por lo que, en 1990 la Organización de las Naciones Unidas (ONU), propuso a la comunidad internacional la adopción del Indicador de Desarrollo Humano (o HDI por sus siglas en inglés), como instrumento para medir el nivel de bienestar de los países. El HDI, en comparación con el PIB, pretende medir no sólo el ingreso per se de un país, sino el bienestar de su población. Para obtener dicho indicador, la ONU mide: a. La esperanza de vida a partir del nacimiento; b. Los años esperados de escolarización; c. La media de años de escolarización; y, d. El Ingreso Nacional Bruto. Al medir estos factores, la ONU ha propuesto un significativo número de proyectos para contribuir en el crecimiento y desarrollo de los países, tal como se pudo apreciar con los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas.

 

En este sentido, se puede afirmar categóricamente que el bienestar de la sociedad de un país no puede ser conocido directamente a través de la medición exclusiva del PIB. Pero, por otra parte, sí nos permite saber el ingreso de su población (PIB per cápita), lo cual se traduce en la capacidad de los habitantes de obtener mayores y mejores bienes y servicios, sean públicos o privados. Recordemos que un país y una población con mayores ingresos, pueden obtener y ofrecer un mejor estado de bienestar, mayor a un país con ingresos y población pobre. Los países que tienen un mayor PIB per cápita (o población con mayores ingresos), son: Luxemburgo, Suiza, Noruega, Islandia, Irlanda, Catar, entre otros.

 

Ahora bien, tal como se dijo anteriormente, las propuestas para cambiar el PIB como indicador para medir el bienestar no es nuevo. En el 2006, China propuso un PIB “Verde”, en el cual se pretendía tomar en consideración los ingresos nacionales y el cuidado del medio ambiente. En el 2010, el conservador Primer Ministro del Reino Unido David Camerón propuso por primera vez medir la felicidad de la población, junto con otros indicadores económicos.

 

Por eso, la propuesta de Andrés Manuel López Obrador no debe de asustarnos del todo. Es importante que, para efecto de crear mejores políticas públicas que permitan contrarrestar la pobreza y la desigualdad social, deben de considerarse otros indicadores además del PIB. Sin embargo, López Obrador no puede ser omiso con el PIB pues, sólo de esta forma, podrá conocer los ingresos, la riqueza de su población y país, así como de la capacidad de acceder a mejores estándares de vida.

 

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