En las mañaneras el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha enfrenado a los reporteros dejando claro que algunos representantes de la prensa no están interesados en informar, solo buscan el protagonismo personal y provocar la “nota” carente de objetividad,
Los maestros de periodismo, coinciden que la inteligencia está en la pregunta del reportero y la sabiduría en la respuesta del entrevistado. Esta verdad debería estar impresa y colgada en las oficinas de todos los jefes de información de los medios de comunicación.
En las mañaneras, los reporteros insisten en que el presidente aclare con toda precisión algunos puntos que ciertamente son oscuros y no explícitos en la crónica del “culiacanazo” dada a conocer por el gobierno federal.
En este caso y otros semejantes, el reportero inteligente no insiste aun informante que él mismo trata de exhibir como mentiroso; en vez de buscar aplausos oportunistas, el reportero profesional va al campo y hace las investigaciones adecuadas que desmienten con los pelos en la mano, al informante mentiroso. No hay de otra.
Una investigación de campo bien documentada es de utilidad para la comunidad, para el mismo gobierno y da confiabilidad y respeto al reportero y al medio que represente. La verdad siempre es mejor que el protagonismo de moda. Debo reiterar que en lo personal, respeto a todos los periodistas, pero respeto más a la verdad. Desde aquí, saludo a todos los comunicadores…
ANOTACION: Esta anotación la hago obligado, y es respuesta a quienes me la han solicitado. Algunas de esas solicitudes no son amables precisamente, pero de todos modos bienvenidas porque me dan contexto para abordar un tema de interés profesional para todos los comunicadores.
Sé que es un tema difícil y complicado, porque si algo distingue a los comunicadores es su delicada sensibilidad a la crítica, o en otras palabras, su falta de autocritica. No obstante, como en todas las profesiones, la autocritica es indispensable, además es obligada para el periodista bien intencionado, y especialmente, para los que tenemos vocación de criticones.
Lo más difícil para los criticones es no perder la objetividad y dar prioridad a la crítica útil a la sociedad y al fortalecimiento de los valores universales del hombre, que son entre otros no menos importantes: la libertad, la verdad, la equidad, la legalidad y el respeto entre los individuos.
Estos son los conceptos básicos del criticón y útil a sus conciudadanos. Eso implica en automático para el crítico, ser estigmatizado por los poderosos, como instigador, Infundado, sedicioso, resentido social, irrespetuoso de las instituciones, entre otras chuladas muy conocidas por quienes nos atrevemos a señalar los errores de los gobernantes prepotentes.
Sé también el papel que juegan los reporteros que por la naturaleza de sus relaciones con los políticos y gobernantes se ven obligados a callar muchas cosas. Ese silencio no siempre es complicidad de los reporteros. Es producto de sus relaciones enfermizas entre los poderosos y los dueños de los medios masivos de comunicación, que por lo general no son periodistas profesionales; solo son “empresarios”.
Es muy importante destacar que ante esas limitantes de los reporteros al servicio de los grandes medios masivos, se hace más trascendente y necesaria la presencia de la “mal llamada prensa chica” y de la voz del pueblo en las redes sociales del internet.
Asimismo, es necesario el periodismo independiente, sin ataduras ni compromisos dogmaticos de ninguna naturaleza. Es indispensable un periodismo, capaz de informar a los ciudadanos lo que deben saber de los gobernantes, los auténticos sentimientos de la sociedad.
No se trata de enfrentarnos y descalificarnos, se trata de conocernos mejor entre gobernantes y gobernados. Nada más, pero al mismo tiempo, nada menos.
Esto es importante. Y ¡Hay que decirlo!
“Nunca subestimen el poder de la palabra escrita”
Es mi opinión. Y nada más…
[email protected]