A los 40 años, Martina notó una bolita en su seno izquierdo, en la zona superior, que apenas era perceptible a la vista.
De San Antonio Lalana, municipio de San Pablo Coatlán, la mujer acudió al centro de salud de su comunidad para un diagnóstico médico, el cual le confirmó la posibilidad de que fuese algún tumor.
La mujer, ama de casa, recibió la instrucción médica de esperar unos días para realizarse la mastografía, con la campaña que llevaría a cabo el personal de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO) en la misma población.
Cuando llegó el día de las mastografías, Martina acudió desde temprana hora y en el lugar donde fue atendida le confirmaron que sí tenía una bolita en uno de sus senos, pero que “era normal y de grasa, a simple vista”.
La promesa del personal de salud para entregar los resultados a la brevedad duró casi un año, mientras el tumor avanzaba y se endurecía a paso acelerado. La mujer, madre de tres hijos, acudía cada semana a su unidad de salud preguntando si ya habían llegado los registros que corroborarían un cáncer o no.
La espera se hizo más larga por un paro de labores en el sector salud que duró varias semanas, y que retrasó aún más los trámites administrativos y entrega de resultados.
“Así estuve esperando a que llegaran y pasaron varios meses y nada. Yo iba a cada rato a preguntarle a la doctora porque a mí sí me preocupaba y quería saber si era algo malo. Pasó casi un año y por fin supe qué era”, expuso.
Ahora, a sus 42 años de edad, sentada en la sala de espera del Centro de Oncología y Radioterapia de Oaxaca (CORO), Martina recuerda que una vez confirmado el cáncer de mama, ella inició de manera inmediata con el tratamiento, luego de haber sido canalizada a este inmueble ubicado en la ciudad de Oaxaca.
Con un pañuelo que cubre su cabeza donde apenas tiene cabello, resultado de las radioterapias, Martina borda una servilleta mientras espera que la enfermera diga su nombre para pasar con el médico.
La mujer que va acompañada de una joven vecina, ante los compromisos que tienen sus hijos, explica que el cáncer en su seno nunca le dolió, pero sí veía cómo crecía y se ponía cada vez más duro.
“Yo no tenía ningún malestar, pero notaba que iba creciendo; a veces sentía comezón, pero sabía que era grave a pesar de que no había dolor”, señala la mujer que exhortó a las mujeres a autoexplorarse o acudir con sus médicos a una exploración clínica.
Al haber iniciado con las quimioterapias, pese a que tardó casi un año en confirmar que era cáncer de mama, Martina dice que a casi dos años de ese pequeño tumor que fue creciendo, ahora ha terminado con el tratamiento y está lista para las últimas consultas y el cuidado que le recomienden.
“Yo le recomiendo a las mujeres que se hagan los estudios antes de que empiecen a sentir alguna molestia en su cuerpo. Yo quería hacerme la mastografía antes de los 40 años, pero los doctores me decían que hasta que los cumpliera; pero el cáncer cada vez se da en personas más jóvenes”, expuso la originaria de San Pablo Coatlán.
