No eran extrañas las noticias a ocho columnas que daban cuenta de crímenes, suicidios, asaltos y otros desgraciados casos que conmocionaban a la sociedad oaxaqueña.
Los lectores de EL IMPARCIAL se encontraron la mañana del 6 de noviembre de 1952 con la noticia “Asaltaron la prisión de Nochixtlán con el fin de libertar a unos criminales”, “A sangre y fuego” hombres intentaron “abrir las puertas de la cárcel para libertar a los salvajes que consumaron el negro crimen de que informamos en ocasión anterior, el asesinato e incineración de un ser humano en un horno de ladrillo”.
Al día siguiente, el seguimiento a un hecho violento se robaba nuevamente la primera plana: “Asesino de nuestro corresponsal se encuentra detenido en Salina Cruz”, donde se daba cuenta de la detención de “Ojo de Nube”, Alberto Fuentes, quien asesinó al profesor Raúl Parra Molina.
Más que el sensacionalismo, las noticias estaban guiadas por la novedad y eran el reflejo de la sorpresa, indignación y temor que causaban estos hechos en una sociedad acostumbrada a la relativa calma.
Un joven que se quitó la vida, una mujer encontrada muerta en Cuilápam o el homicidio de un ingeniero eran noticias singulares que cuando ocurrían debían darse a conocer y para ello ahí estaba EL IMPARCIAL.