El Día Mundial de la Alimentación se celebra cada 16 de octubre y es un día que invita a la reflexión en torno a la alimentación y cómo se garantiza la misma; el derecho a la alimentación es un derecho humano.
Así, este día pone en relieve la necesidad de intensificar los esfuerzos para acabar con el hambre.
A nivel mundial tanto el hambre crónica como la desnutrición siguen en aumento.
Fue también un 16 de octubre pero del año de 1945 cuando 42 países tomaron la iniciativa en Québec de crear la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Día Mundial de la Alimentación: la reflexión sobre el derecho a la alimentación
En ese sentido para comenzar a reflexionar sobre una estrategia para erradicar el hambre y la desnutrición, será necesario abordar un tema fundamental; el tema de los derechos y particularmente el derecho a la alimentación.
El derecho a la alimentación es un derecho humano.
Por lo tanto, este ha sido reconocido por la legislación internacional y en la Constitución Mexicana.
Fue mediante las modificaciones a los artículos 4 y 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que se reconoció el derecho a la alimentación.
En el artículo 4 se señala:
“Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará”.
Mientras que dentro del artículo 27 se establece:
“El desarrollo rural integral y sustentable a que se refiere el párrafo anterior también tendrá entre sus fines que el Estado garantice el abasto suficiente y oportuno de los alimentos básicos que la ley establezca”.
Por lo tanto, la alimentación es un derecho inherente a todo ser humano.
Pobreza, discriminación y hambre cero
Al respecto, hambre cero es uno los principales objetivos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y en el Día Mundial de la Alimentación.
La FAO a través del hashtag #HambreCero busca crear consciencia sobre el compromiso que debemos tomar todos para lograr hambre cero en el año 2030, aunque las cifras en torno al hambre siguen siendo inquietantes:
– Actualmente, 821 millones de personas padecen hambre en todo el mundo pese a que se producen suficientes alimentos.
– A nivel mundial el desperdicio de alimentos asciende a 300 millones de toneladas.
– El 70% de personas que padecen hambre habitan zonas rurales y sufren pobreza extrema; la mayoría dependen de la agricultura.
– El 45% de las muertes infantiles se relacionan con desnutrición y 151 millones de niños menores de 5 años tienen retraso del crecimiento.
– En contraste, cada año mueren 3.4 millones de personas por enfermedades o padecimientos relacionados con la obesidad.
Para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible de lograr el Hambre Cero para el año 2030, la FAO invita a producir más con menos recursos, a encontrar formas de reducir las pérdidas y desperdicio de alimentos.
Otra acción sugerida para lograr hambre cero es adoptar dietas más sostenibles y sanas, así como invitar a que otras personas las lleven a cabo.
La desnutrición y la obesidad son resultado de la malnutrición; malnutrición por exceso o por deficiencia.
Mientras la primera se relaciona con la pobreza la segunda se ha estigmatizado por ser considerada una “mala” decisión individual.
Tanto la desnutrición como el sobrepeso tendrían una génesis profunda y multifactorial que en algunos casos, deriva en discriminación.
Por ello, es importante que reflexionemos sobre básico, ¿realmente se cumple el derecho a la alimentación?
¿Quién o quiénes garantizarían este derecho?
