Obras, más que diálogo
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Editorial

Obras, más que diálogo

 


En la gira que lleva a cabo por Oaxaca, el presidente Andrés Manuel López Obrador, se prevé sostener un encuentro con grupos étnicos y miembros de los pueblos originarios, al que han sido convocados por el titular del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI). Hay que subrayar que Oaxaca es una de las entidades del país que tiene al menos 16 grupos étnicos y más de una treintena de variantes dialectales. Más de un millón y medio de sus habitantes hablan una determinada lengua indígena. Sin embargo, más que diálogo y argumentos como aquellos de construir la agenda política, lo que requieren para salir del atraso y el marasmo en que han vivido históricamente, dichos pueblos urgen de apoyos, proyectos productivos, mejores expectativas de desarrollo comunitario y personal.
Centenas de pueblos de la Mixteca oaxaqueña están desiertos. Sus habitantes, sobre todo varones, han emigrado al Norte del país o los Estados Unidos de América, en busca del sueño americano. Las familias que se quedan viven de las remesas, las cuales constituyen la fuente de ingresos de las que sobreviven mujeres, niños (as) y ancianos (as). Oaxaca es pues, un estado con una estadística considerable de expulsión y emigración. La gente requiere de otras oportunidades que los arraiguen al terruño. En las diversas regiones del estado, con presencia indígena, la falta de oportunidades, la situación tan precaria del campo y la pobreza en la que viven dichas familias, ha propiciado la emigración en busca de trabajo. Hay quienes se han ido desde hace décadas y ya no vuelven más que a las fiestas patronales y compromisos religiosos o familiares.
Sin duda alguna, el Programa de Pavimentación de Caminos Rurales es un acierto gubernamental. La atomización municipal y comunitaria, aunada a la falta de vías de comunicación ha generado atraso y marginación. Los caminos representan un pivote importante del desarrollo, habida cuenta de que evitan el aislamiento y conectan a las comunidades indígenas con las zonas urbanas, a donde pueden acudir para atenderse de cuestiones de salud, educación, vender sus productos o abastecerse de lo necesario. Pero no es todo. Requieren del apoyo presupuestal, de proyectos que generen empleos, que coadyuven a abatir el atraso y el rezago. Obras más que diálogo y construir la agenda política requieren nuestros pueblos originarios.

Parquímetros:
Sigue la controversia

Uno de los temas más espinosos para el ayuntamiento de la capital oaxaqueña, que preside Oswaldo García Jarquín, es el de los parquímetros, sobre el cual se han lanzado ya, diputados y diputadas del Congreso local, incluso, militantes del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), correligionarios del edil, además, por supuesto, de legisladores federales como Margarita García del Partido del Trabajo; Alejandra García Morlán del Partido Acción Nacional (PAN) e Irán Santiago Manuel del MORENA. La pregunta es: ¿tiene sentido seguir abriendo frentes políticos y ciudadanos, al tratar de imponer un proyecto que desde hace 13 años fue considerado como poco viable y un golpe al bolsillo de los citadinos? Hay que recordar que, si bien fue motivado por el conflicto político y social del 2006, los parquímetros ya instalados en el Centro Histórico fueron destruidos por las huestes magisteriales y de la tristemente célebre Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO).
No hay que soslayar que el tema ha sido llevado al terreno político. Es decir, más allá de un proyecto que busca regular el estacionamiento en la vía pública y, en cierta forma, racionalizar el uso intensivo del automóvil. Tampoco hay que echar en saco roto la falta de regulación a los estacionamientos públicos que funcionan en la capital, particularmente en el Centro Histórico, que cobran lo que les place y sin las condiciones adecuadas para su funcionamiento como tales. Es decir, hay más elementos a considerar para poner en marcha un programa totalmente anti-popular, justamente porque representa un nuevo golpe a la economía. En el segundo año de gobierno municipal, el tema –como ya hemos dicho- tiene visos político-electorales, en el que algunos se colgarán para obtener ventaja. No es fortuito el bombardeo desde el mismo partido al que pertenece el edil García Jarquín.
No sería descabellado llevar a cabo la consulta, bajo los parámetros usuales: contratar una empresa independiente que lleve a cabo el sondeo y que, con claridad y sin maquillaje, dé a conocer los resultados y el universo en donde se llevó a cabo la consulta. Se trata –insistimos- de un asunto que no cuenta con el respaldo social. Aun así, hay que seguir concientizado a la ciudadanía de que el proyecto de los parquímetros no es una entrada al túnel de la corrupción, como alguien dijo, sino un instrumento necesario para racionalizar el uso de la calle como estacionamiento. Pero es totalmente anti-popular.