III Informe de Gobierno
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Opinión

Editorial

III Informe de Gobierno

 


Si las cosas caminan como lo mandata nuestra Constitución local, hoy 15 de noviembre, el gobernador del estado, Alejandro Murat Hinojosa, rendirá ante el pueblo de Oaxaca su III Informe. Hasta hace algunos años, era común que el ejecutivo estatal acudiera al recinto legislativo a hacer lo propio. Sin embargo, cuando apareció el fantasma del magisterio radical que pretende conculcar todo y asumirse con el paladín de la democracia, los gobernantes decidieron hacer entrega del informe escrito y, posteriormente, dar un mensaje al pueblo, en donde resumen el estado de la administración pública y la situación que prevalece a la luz del Plan Estatal de Desarrollo. Un informe realista dará cuenta de la falta de obras, la inseguridad, la ausencia de programas sociales y los retos que en materia de salud y educación; vivienda y bienestar, se han tenido que sortear.
Es importante reconocer que a Murat Hinojosa le han tocado tiempos difíciles, a diferencia de sus antecesores. Inició su gestión con un erario desfondado y muchos adeudos. Luego vendría la sequía, las tormentas y los sismos de 2017 que, concatenados, fueron un suplicio para el actual régimen. Los grandes proyectos fueron postergados no obstante las promesas de campaña y el reiterado discurso de gobierno de resultados. El soslayo de la Federación durante los últimos años del gobierno de Enrique Peña Nieto, volvieron a poner en el eje de la discusión la deuda histórica que la Federación tiene con Oaxaca, que por supuesto, tampoco con Andrés Manuel López Obrador se ha revertido ni un ápice.
En las once veces que el presidente ha visitado la entidad, no ha dejado recursos adicionales ni, mucho menos, la esperanza de que su gobierno pueda financiar grandes proyectos, sino que nos ha dejado sólo discursos, cual si estuviera en campaña. Es cierto, uno de los rubros que la Federación tiene como prioridad es el desarrollo de zonas prioritarias, como es el caso del Proyecto Transístmico que, en ocasiones se advierte lejano, justamente porque se ha descuidado uno de los ejes fundamentales para hacerlo realidad: la gobernanza. Y es que si bien Murat Hinojosa ha sido un incansable promotor de las inversiones, eso no basta para darles certeza y seguridad, justamente por la hiperactividad de organizaciones y grupos sociales, empeñados en torpedear todo aquello que huela a desarrollo.
Esperamos pues, un informe realista, no exento de esperanzas de que las cosas habrán de mejorar.

 

LXIV Legislatura: Cuestionada gestión

 

Hablar de nuestra LXIV Legislatura del Estado, resulta un agravio a la ciudadanía. Un órgano legislativo plagado de opacidad, corruptelas, improductividad, demasiado oneroso para lo que produce, etc. Una caterva de ignorantes –con sus contadas excepciones- que brincaron de la nada con el efecto López Obrador, algunos de los cuales se han dedicado a obtener dinero a costa de todo, es decir, cambiar de estatus de la noche a la mañana, lucrando con la representación popular. Una investigación al interior de dicho órgano soberano podía dar muchas sorpresas. Ojalá que la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, convertida en la Gestapo del actual gobierno federal, pudiera echarse un brinco en las cuentas de nuestros cuestionados representantes populares. Y hacer una compulsa: con lo que llegaron y lo que tienen a sólo un año de estar en el cargo.
Hoy, previo al informe de gobierno se instalará el Segundo Período Ordinario de Sesiones, sin que se esperen cosas nuevas, más que la ignorancia, la torpeza, la división y el faccionalismo entre legisladores (as). Esperamos más opacidad, improductividad, discrecionalidad y falta de transparencia y rendición de cuentas. Porque aunque son quienes eligen a los comisionados del Instituto de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Iaip), no son precisamente los más pulcros para abrirse a la auscultación pública. Rascarle al llamado “pago por evento” podría traer muchas sorpresas e indignación ciudadana, pues es dinero del pueblo con el que nuestros (as) flamantes legisladores (as) siguen lucrando.
Desde hace algunos años, la legislatura oaxaqueña se ha caracterizada por ser una de las más onerosas del país. Mientras las de algunos estados como Jalisco o Nuevo León, gastan cada año cien o doscientos millones, la nuestra se surte a sí misma con al menos seiscientos millones de pesos anuales y todavía más. Y aún así, se extralimitan en el presupuesto. Y es que hay varios actores que la tienen como caja chica. He ahí el por qué la ex presidenta de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), Laura Estrada Mauro, siempre se negó a rendir cuentas claras sobre el presupuesto erogado. Oaxaca sigue como el arca abierta de legisladores (as) cínicos y corruptos, que lucran con la pobreza presupuestal. Sin embargo, en el gobierno de Alejandro Murat sigue la cantaleta de principio a fin, de que no hay recursos. Ya es tiempo de conformar un consejo ciudadano que no sólo verifique la productividad legislativa sino que devele las prácticas corruptas de los representantes populares, que en mala hora fueron beneficiados con el voto popular.