ASF: Observaciones inaplazables
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Editorial

ASF: Observaciones inaplazables

 


Desde hace tiempo, en las páginas de El Mejor diario de Oaxaca, EL IMPARCIAL, hemos abordado la serie de anomalías y desvíos en el manejo de los recursos federales. En el informe más reciente de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), se hacen una serie de observaciones en las áreas del gobierno estatal que han utilizado recursos de la Federación que no han solventado con pruebas y la documentación respectiva. Hay pues muchas observaciones de falta de comprobación e inclusive de subejercicio en los fondos públicos. Por supuesto que no se trata de un juego. La ASF tiene las pruebas de que las cosas no han estado del todo bien en Oaxaca, cuestión que debe corregirse de manera inaplazable.
Uno de los ejes del uso indebido de los recursos públicos es otorgarlos a organizaciones sociales cuyos dirigentes lucran con los mismos. Lo hemos dicho hasta el cansancio. Pero todo mundo se hace el sordo. Desde el inicio de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, se ha insistido en que ese entorno clientelar de darle recursos frescos a dirigentes e intermediarios de las comunidades, ya no habría de funcionar. La política del actual gobierno federal, puede ser o no errática, en otorgar los apoyos a las comunidades, a través del gobierno municipal. Pero aquí vamos al revés. Se sigue teniendo una intrincada red clientelar de dirigentes y vivales que, con la amenaza de bloquear tal o cual carretera, crucero u oficina, reciben recursos frescos del erario, sin que comprueben en qué fueron invertidos o utilizados.
Otra vertiente de las observaciones de la dependencia federal responsable de fiscalizar el gasto o supervisar el uso correcto de los recursos, es que hay funcionarios que siguen creyendo y usando las mismas prácticas de antaño. Por ejemplo, para la ministración y distribución de dichos recursos federales se usa una cuenta bancaria única. Pues no. Hay una dependencia estatal –la Secretaría de las Infraestructuras y Ordenamiento Territorial Sustentable (Sinfra)- que usó dos cuentas. En una, se dice, recibía los recursos y en la otra, los rendimientos bancarios que producían los millones depositados en la primera. Esto antes se hacía con absoluta impunidad. Hoy no es posible. La transparencia y la opacidad, así como la rendición de cuentas se han ido imponiendo poco a poco. O regresan el recurso no usado o solventan las observaciones a que se han hecho acreedores.

Riesgo para las inversiones

De algo no tenemos duda los oaxaqueños: el gobernador Alejandro Murat ha sido un incansable promotor de inversiones para la entidad. En los tres años que tiene al frente del gobierno estatal, ha ido y venido a diversos foros en busca de inversionistas que pretendan aprovechar la explotación de los vastos recursos que tiene nuestro terruño. A principios de noviembre, se comentó en redes sociales, se le vio en Londres, en el WorldTradeMarket con un propósito similar. En efecto, Oaxaca está ávida de dinero fresco para obras de infraestructura hotelera, para minas, energía eólica, solar, etc., pero sobre todo para generar riqueza y empleo. Una forma sui generis para evitar que nuestros paisanos se sigan yendo a los Estados Unidos, con todo lo que ello implica para su vida y su familia.
Sin embargo, dos fantasmas inhiben las inversiones y sin duda las ahuyentan. Un factor es nuestra cuestionada gobernabilidad. Otro es la inseguridad. Nadie, absolutamente nadie se tragará el cuento de somos una de las diez entidades más seguras del país. Por supuesto que no. Según una fuente de la sociedad civil, hasta la semana anterior se habían estimado al menos 711 homicidios dolosos, es decir, de enero a noviembre. Se trata de una cifra inédita, que incluye las cifras del mes de julio, uno de los meses más violentos en la historia oaxaqueña. Y hay que tomar en cuenta que ni los “operativos” policiales que se dice se llevan a cabo, mucho menos la presencia de la Guardia Nacional ha logrado inhibir la comisión de crímenes, particularmente en la zona más violenta del estado: la Cuenca del Papaloapan.
El otro factor es, por supuesto la ingobernabilidad, aunque las autoridades nieguen que exista. A nadie medianamente cuerdo le va interesar invertir en una entidad acosada por grupos, maestros, organizaciones sociales, transportistas beligerantes y células de grupos criminales, además, por supuesto, por falsos indígenas que dicen defender los recursos y el territorio. Oaxaca, y eso lo sabemos todos, es una constante y permanente bomba de tiempo. Mientras en otras entidades es el crimen organizado quien tiene a la sociedad de rodillas, aquí son grupos y organizaciones que, gozando de impunidad absoluta, hacen cuanto pueden para mantenernos en el rezago y el atraso. Es evidente que cualquier propósito de revertir esa tragedia, no les conviene, pues se acabaría el negocio de la falsa redención social.