Proteger patrimonio
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Editorial

Proteger patrimonio

 


EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, ha sido puntual en informar de manera oportuna, sobre hechos abominables en los que vándalos, maestros y militantes de diversas organizaciones se han visto involucrados, al atentar en contra de nuestro patrimonio cultural edificado. En el mes de julio publicamos en nuestra portada la imagen de una mujer poniéndose en frente de participantes de una marcha, que se proponían pintar las centenarias canteras de uno de nuestros edificios históricos. La falta de un marco jurídico actualizado y enérgico, que salvaguarde nuestro patrimonio edificado; el miedo para aplicar la ley ante actos vandálicos que tienen como objetivo afectar nuestra arquitectura novohispana y el relajamiento impune para cometer este tipo de actos, ha abierto la puerta para que cada día, sin reserva alguna, amanezcan pintarrajeados edificios que son un tesoro de nuestro patrimonio edificado. El daño al mismo es irreversible. Es evidente que pedir crear consciencia sobre ello a sujetos llenos de resentimiento y rencor, es como pedirle peras al olmo. Bajo los efectos de la droga o el alcohol, maestros y vándalos por igual, actúan de manera similar.
Hay sectores de la sociedad civil que han exigido instrumentar penas para castigar estas acciones, endurecer penas y actualizar la legislación vigente. Pero las legislaturas han guardado un silencio cómplice. Han fingido demencia. No les interesa a los diputados y diputadas, menos en esta Legislatura, cuando muestran su ignorancia supina respecto al valor que implica para nuestra capital, proteger y salvaguardar ese rico acervo que nos legaron las generaciones anteriores. No obstante que existe en el Código Penal del Estado –como lo mencionamos en nuestra edición del pasado sábado- sanciones para aquellos que sean sorprendidos realizando pintas, existe un miedo cerval de las autoridades para aplicar la ley. Ésta es letra muerta, porque no se hace efectiva como dispone la norma vigente. ¿Conclusión? Centenas de edificios públicos, bardas de templos y ex conventos, además de fachadas de viviendas catalogados como patrimonio edificado, han sido pasadas por el rasero de la pintura en aerosol y el grafitti. Provoca tristeza y frustración no contar con los elementos necesarios y humanos, para combatir esta labor depredadora de ciudadanos sin escrúpulos. Porque esperar algo de las autoridades es una verdadera utopía.

 

Modificar paradigmas

 

Oaxaca es una entidad única y excepcional. Somos, desde el punto de vista de los expertos en turismo, una entidad completa. Tenemos no sólo sitios históricos sino además bellezas naturales, arquitectura, zonas arqueológicas, gastronomía, artesanías, eventos de gran relevancia como las fiestas de julio, etc. Pero además, somos dotados de cuestiones providenciales como son nuestros ecosistemas, selvas, reservas naturales como Los Chimalapas. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), nos ha catalogado como sitio excepcional al otorgarnos la distinción de “Patrimonio Cultural de la Humanidad” a la capital oaxaqueña, la Zona Arqueológica de Monte Albán y el Conjunto Conventual de Cuilapan de Guerrero. Pero no sólo eso, también está la Reserva de la Biósfera, Teotitlán-Tehuacán; el Geoparque de la Mixteca y, recientemente, las Cuevas de Yagul y Mitla. Sin embargo, existen paradigmas que debemos borrar de nuestra mentalidad, como es el hecho de que sólo podemos atraer visitantes en ciertas temporadas del año; que somos un destino de paso, en el cual los turistas del país o el extranjero, solamente están dos o tres días y que nuestras playas, no están habilitadas para recibir visitantes de gran turismo sino sólo turismo de bajas expectativas económicas.
Es en realidad una pena que teniendo esa gran riqueza, el gobierno estatal no disponga de los recursos necesarios para difundirlos en el país y el extranjero; que nuestra participación oficial en Ferias y eventos turísticos mundiales, sólo sean para relax de quienes asisten; que no haya creatividad y corresponsabilidad de los actores para promover fondos que permitan publicitar todo lo que Oaxaca puede darle al mundo. Vamos, ni siquiera La Guelaguetza se publicitó como debiera, pese a tratarse de un evento anual que atrae por sí misma a miles de visitantes del país o el extranjero. Es pues urgente modificar paradigmas. Asumirnos como un sitio ideal al que muchos miles querrán visitar. No es fortuito que aquí hayan decidido vivir artistas, escritores y creadores. La semana pasada murió el poeta y creador visual Ludwig Zeller, originario de Chile, que desde 1993 decidió adoptar a Oaxaca como su patria chica, en donde vivió y falleció. Ese imán que tiene nuestro terruño hay que capitalizarlo, proponiéndose el gobierno metas a corto y largo plazo. Pero hay que dejar el conformismo de ser sólo un destino de temporadas.