Informe a La Haya: ¿Reabrir heridas?
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De Paradojas y Utopías

Informe a La Haya: ¿Reabrir heridas?

 


1.- El maniqueísmo perverso

La historia del movimiento social y político del 2006/2007, es un capítulo pendiente por escribirse. Mientras para el pueblo oaxaqueño, víctima inerme de ese período ominoso, hay que cerrar las heridas y ver hacia adelante, hay quienes insisten en mantenerlas abiertas. No hay ninguna verdad absoluta sobre estos hechos. Muchos héroes y otros villanos; muchas víctimas y un “Carnicero”. Hay otras tesis, como “la primera insurrección del siglo XXI,” “que se han hecho a menudo en el lenguaje simplista y rimbombante que es el distintivo del triunfalismo izquierdista”, dice el análisis de CollectiveReiventions: “Las barricadas rotas: La rebelión de Oaxaca. La victoria, la derrota y más allá”, en traducción de KurtHackbarth. El citado movimiento fue localista, jamás encontró eco ni en el país ni, mucho menos, en términos de acciones de masas o rebeliones similares. Atrajo, sí, a cientos de periodistas y observadores, “turistas revolucionarios”, como los llamó Hans Magnus Enzensberger, a los que definió como “soñadores del absoluto”.

2.- Un ajuste de cuentas entre mafias

¿Por qué el movimiento oaxaqueño no permeó en el país? Es simple. Fue una amalgama de intereses políticos locales, distorsionada y manipulada por corrientes disímbolas, maoístas, leninistas, radicales y violentas, vinculadas con intereses corporativistas magisteriales. No fue un movimiento genuino. La apatía, el afán de ajustar cuentas y una visión torcida del Pacto Federal del gobierno de Vicente Fox, puso al pueblo oaxaqueño de rodillas a merced de una turba violenta, que creía, con vehemencia, hacer la revolución. El quid de la formación de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO) –ése fue el nombre original y no otro- no fue la lucha por reivindicaciones sociales, democracia o libertad. No. Fue el revire al gobierno del “El Tirano de Antequera”, cuando éste le cerró la llave a los subsidios a centenas de vividores sociales. La APPO se convertiría –dice el análisis citado- “en un todo para todos, una parte en condominio burocrático y otra parte en movimiento social”, rehén de los estalinistas del Frente Popular Revolucionario (FPR), “cuyos operadores actuaron de manera agresiva para instalarse en las posiciones de liderazgo, autorizándose a sí mismos, como portavoces de la APPO”.

3.- La comitiva de La Haya

Aunque puede ser tema de discusión, la APPO lideró un movimiento fracasado. “La tan cacareada autonomía de la base de la APPO fue más respetada en teoría que en la realidad”. Fue un trampolín político. Ahí estaban los “operadores sin escrúpulos del FPR” –dice el análisis- y su guía moral, Germán Mendoza Nube. Victimario que no víctima. Pero viajó a La Haya, junto con Flavio Sosa, hoy fan de AMLO y en 2000, de Vicente Fox. En el zócalo le levantó la mano. Encabezó un remedo de “Comuna”, nombre con el que hoy denomina a su franquicia particular, que jamás fue pacifista sino extremadamente violenta. Un híbrido entre desobediencia civil y guerrilla urbana. Los muertos y supuestas detenciones extrajudiciales se dieron en los dos frentes. Pero ambos personajes tuvieron un aliado ex officio, no precisamente de coyuntura, sino permanente: el ex titular de la DDHPO, Arturo de Jesús Peimbert Calvo, cuyo arribo al cargo, de la mano de operadores de Gabino Cué, fue tan oscuro como su paso en el organismo durante siete ominosos años.

4.- Revivir le derrota y buscar culpables

No sin razón hemos sido escépticos de la asonada de 2006/2007. Fue eso y nada más. Un movimiento cuajado de debilidades, contradicciones y torpezas. Una Torre de Babel de voces, intereses, vendettas, manipulación y traiciones. Un agravio infame a una sociedad inerme, que estuvo en medio. Puñalada trapera para la paz social, la economía y la civilidad. Al tiempo se advirtió poca seriedad y simplismo en algunos análisis, varios de ellos desde el periodismo militante. Fue calificado como rebelión, revolución, movimiento de masas, pero no se ahondó en la búsqueda de los titiriteros, los que movían los hilos desde el poder. Eso prostituyó más al movimiento. El oaxaqueño ya no es el ingenuo de antes. Y muchos se preguntan: ¿por qué hasta ahora se busca “justicia” y se recurre a la Corte Penal Internacional (CPI), bajo la perspectiva de un maniqueísmo perverso, donde los victimarios devinieron víctimas? Que se castigue a “El Tirano” y a sus operadores, sí, pero también a los incendiarios, atracadores, falsos redentores sociales, demagogos y supuestos “promotores de la primera insurrección del Siglo XXI”.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:
— La Cámara de Diputados y luego la de Senadores aprobaron el dictamen de Reforma Educativa. Queda claro que el Estado mantiene la potestad sobre la educación pública. ¿Tiene sentido aún el ardid del Cártel 22 en abrogar el decreto por el cual les arrebataron en control del IEEPO? Por supuesto que no. Ni Ejecutivo ni Legislativo locales deben poner en tela de juicio la rectoría del Estado. Ni dudas ni vacilaciones. Ni mesas de diálogo ni doblegarse con el chantaje.

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