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Crónicas Oaxaqueñas

Estacionamientos

 


Recientemente fui a un centro comercial a ver una película, los cinemas han pasado a ser el negocio ancla de cualquier conjunto de negocios en todas las ciudades del país, atraen como imán a las multitudes deseosas de tener un par de horas de entretenimiento, claro que para ello debes prepararte con un montón de dinero, es increíble lo que cuesta la comida chatarra que ahí te ofrecen.
Los combos de palomitas, refresco y un hotdog cuestan arriba de doscientos pesos, eso es verdaderamente un asalto y sin embargo, las filas para adquirir ese tipo de alimentos son interminables, para los que tenemos más de cincuenta años y nos tocó ir al cine con cinco pesos y ver dos películas, nos parece inconcebible y un gran asalto en despoblado, sin embargo eso no fue lo que llamó mi atención.
Al término de la función descendimos a la planta baja para acudir a una de las máquinas que reciben el pago por el estacionamiento, me parece que es algo a lo que nos han ido acostumbrando y rutinariamente aceptamos sin realizar un mayor análisis, solo que ese día, no funcionaba la única máquina que se mantenía en servicio, vinieron a mi mente las dos más recientes visitas que hice a esa plaza.
En la penúltima ya solo servía una de las tres máquinas de cobro automáticas que había en sus pasillos y donde la gente se distribuía de acuerdo a la zona de estacionamiento donde hubiera dejado su automóvil, había una máquina cercana a cada uno de los accesos, como sea la espera era de unas tres personas en promedio por delante, pues ese día la fila ya era enorme y la espera igual.
En la más reciente visita que hice al supermercado, a todos los visitantes nos sorprendió una nueva variante en la máquina cobradora del estacionamiento, por alguna razón desconocida, esta única máquina en servicio, ya no recibía billetes sino únicamente monedas, lo peor de todo es que ni siquiera había un letrero de advertencia, había que averiguarlo cada uno.
El atascón para salir fue desesperante, no hay manera de que terminemos de acostumbrarnos en Oaxaca a hacer filas o soportar marchas y bloqueos, más bien es algo que cada día nos desespera más, algunos de los usuarios de la máquina cobradora descubrían que la ranura de los billetes los introducía y los devolvía constantemente y que solo aceptaba monedas, oh sorpresa.
De manera muy decente los que lo descubrían le informaban a los de atrás y la mayoría se apoyaba cambiando las monedas que tuvieran en los bolsillos, quiero pensar que fue una acción solidaria de una ciudad donde vivimos todos y no únicamente que de esa forma se agilizaría la salida, como sea, la situación de las dichosas maquinitas iba empeorando con el tiempo.
El día de la función de cine, como es costumbre y si aún no es muy tarde en la noche, es decir, si es antes de las once de la noche, la mayoría de las personas pasan a la tienda de autoservicio a comprar algo, cualquier cosa, de por si siempre hace falta algo en la casa y ya que estamos ahí pues aprovechamos, la realidad es que con el ticket de compra se puede sellar el boleto del estacionamiento y pagar mucho menos.
Pareciera una incongruencia que de todos los negocios de la plaza, el que más gana y por mucho, las salas de cine, son los que no ofrecen descuento en el estacionamiento y son quienes acaparan la visita de por lo menos tres horas, los demás deben ofrecer ese descuento contra una compra por mínima que sea y seguramente hacer un pago al concesionario del estacionamiento por cada boleto sellado.
Al buscar al encargado de la máquina que hace el sello electrónico informan que ya no está porque la última máquina de cobro automático se ha estropeado, que el descuento será aplicado por una persona que se ubica en la planta baja quien a su vez hará el cobro en efectivo y pondrá un sello en el boleto, mismo que será revisado por otra persona en la pluma de salida.
Es en ese momento en que te cae el veinte y te preguntas, porque estamos pagando, que servicio recibimos a cambio, te das cuenta que no hay vigilancia alguna en el perímetro interior del estacionamiento, ahora se aprecian enormes los letreros que te advierten que no se hacen responsables por nada de lo que hayas dejado en el interior de tu automóvil.
Buscando en la norma oficial que regula los estacionamientos, resulta que es obligatorio tener cajones para autos y bicicletas en los centros comerciales, en edificios de viviendas plurifamiliares, etc. está claramente definido que debe haber un cajón por cada 25 M2 de construcción, eso quiere decir que en un centro comercial de 5,000 M2, debe haber al menos 200 estacionamientos.
Además de todo, deben ser gratuitos, no hay ninguna norma que autorice el cobro y casi nadie está protestando, solamente se puede encontrar que un diputado local de San Luis Potosí, de nombre Sergio Enrique Desfassiux Cabello es quien mantiene el dedo en el renglón y trata de que dicho cobro se impida por ser ilegal, también me parece que en Puebla ya se está prohibiendo dicho cobro.
Pareciera que es momento que muchos otros legisladores empiecen ya a defender los derechos y cuidar el bolsillo de quienes deben representar, no estamos para seguir gastando en cosas superfluas y si en temas productivos, hasta cuándo vamos a remar todos en el mismo sentido.
No quisiera dejar de comentar que el pasado 14 de junio se llegó un aniversario más del fallido intento de desalojo del zócalo de los maestros de la sección XXII en el año 2006 por parte de Ulises Ruiz y Jorge Franco, ese acto propició el nacimiento de la APPO y el mayor daño económico en la historia de Oaxaca, aún los negocios no se reponen de ese desastre.
Lo terrible, es que en la marcha conmemorativa, organizada por los miembros de la 22, fueron haciendo pintas en casas, negocios y monumentos históricos, una verdadera vergüenza ver esas acciones de quienes se considera son responsables de la educación de los jóvenes de nuestro país, el Museo de los Pintores Oaxaqueños ubicado frente a la Alameda fue una víctima más.
Los comentarios continuarán la próxima semana.

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