Calidad educativa
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Editorial

Calidad educativa

 


A pocas semanas de que termine el ciclo escolar 2023-2024, es deseable que los planes y programas de estudios se concluyan en tiempo y forma para mejorar la educación de miles de estudiantes oaxaqueños que desde hace décadas enfrentan un proceso educativo con sobresaltos debido a los paros realizados por los trabajadores de la educación para exigir atención a sus demandas políticas, sociales y laborales.

En nuestro estado se siguen enfrentando retos para erradicar los problemas que aún siguen presentes, desde los niveles de alfabetismo, hasta la cobertura de los niveles escolares. Tal es la imperiosa necesidad de mejorar la calidad educativa tanto en el país como en nuestro estado, con una gran diversidad cultural y económica, así como la desigualdad de clases sociales.

El sistema educativo mexicano es uno de los más grandes del mundo, lo que de manera natural implica una serie de retos y la necesidad de implementar estrategias que permitan nivelar las condiciones de los componentes del sistema.

Los mayores rezagos en el aprendizaje se presentan en aquellas comunidades que son pequeñas y aisladas, en la población con desventajas económicas, comunidades indígenas, y en los alumnos cuyos padres tienen menor nivel de escolaridad. En otras palabras, los rezagos educativos están directamente ligados a la desigualdad y al hogar de origen.

El bajo desempeño de los estudiantes en México tiene un efecto negativo en su movilidad social futura y en el desarrollo del país en general. Es necesario implementar políticas que refuercen los logros ya obtenidos y establezcan a la educación obligatoria como el piso mínimo educativo, y que a la vez nos permitan vigilar adecuadamente el progreso del sistema para eliminar las deficiencias que se han venido arrastrando con el tiempo y la desigualdad de oportunidades educativas.

 

Recuperar dignidad

 

En las actuales condiciones económicas y sociales que se viven uno de los retos es garantizar que al adulto mayor se le dé un trato digno, ya que existe mucha violencia en cuanto a sus derechos. Garantizar su integridad, dignidad y preferencia para que vivan una vida libre de violencia, sin discriminación, con pleno respeto a su integridad física, psicoemocional y sexual.

Además, promover y fortalecer la protección contra toda forma de explotación y a vivir en entornos seguros dignos y decorosos; el derecho a la salud, alimentación, trabajo, asistencia social. Y sancionar cualquier caso de maltrato, lesiones, abuso físico o psíquico, sexual, abandono, descuido o negligencia, explotación, y en general cualquier acto que perjudique a las personas adultas mayores.

Ante agresiones y abusos, se debe estar alertas ya que la discriminación por envejecimiento y en ocasiones el abandono y maltrato de las personas mayores es una actitud frecuente y perjudicial que se basa en la falsa creencia de que es una norma social y por tanto, aceptable.

Desde hace mucho se ha considerado urgente y necesario implementar políticas públicas efectivas y eficientes bajo un enfoque de derechos humanos que permitan afrontar la discriminación por envejecimiento. Sin embargo, esto sólo se logrará estudiando, analizando y caracterizando al sector poblacional de las personas mayores y su evolución en el transcurso del tiempo, así como los mecanismos por los que se modifica su dimensión, estructura y distribución geográfica en las distintas partes de nuestro país.

Cada día, 2 mil 332 personas alcanzan la edad de adultos mayores, grupo que en breve tendrá la tasa más elevada de crecimiento. Para 2050, 21.5 por ciento de la población mexicana, 32 millones, será de 60 años o más. Actualmente, la Ciudad de México es la entidad con más adultos mayores, le siguen Veracruz y Oaxaca.

La baja fecundidad y las ganancias en la esperanza de vida han ocasionado que la población comience a envejecer y, en menos de 50 años, se convierta en un país con una importante proporción de adultos mayores.