Movilidad social en México
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Opinión

El hombre y su palabra

Movilidad social en México

 


Cuando nos preguntamos por qué unas personas alcanzan mayores logros que otras, la respuesta más frecuente es por la meritocracia, es decir, los resultados se deben al empeño o esfuerzo de cada individuo. Sin embargo, en el caso mexicano esta variable no es la más importante, y es que en un país con lento crecimiento económico y altos niveles de desigualdad no pueden ignorarse las condiciones de origen, como son: la región geográfica a la que se pertenece, las condiciones socioeconómicas del hogar, el color de piel o género.
De acuerdo con el Informe Sobre Movilidad Social en México 2019: hacia la igualdad regional de oportunidades, realizado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias y presentado la semana pasada, el país se ha caracterizado por los escasos cambios en la condición socioeconómica de las personas, principalmente en los grupos de menor y mayor ingreso: si naces en un hogar con condiciones precarias es muy posible que ahí te mantengas, sin importar el esfuerzo o la ganas que tengas de superar tal condición; lo mismo ocurre con la gente que nace en hogares privilegiados, se mantienen ahí no por sus méritos, sino por el simple hecho de haber nacido es una posición más ventajosa.
Según el Informe, de cada 100 mexicanos que nacen en los dos quintiles más bajos, y que se encuentran por debajo de la línea de bienestar, 74 de ellos no logran superar la condición de pobreza. Por otra parte, es claro que a lo largo y ancho del país hay diferencias importantes, unas regiones son más desarrolladas y ofrecen más oportunidades que otras. En caso del norte, la persistencia –nacer en posición desventajosa y mantenerse ahí por el resto de la vida– es más baja en comparación el sur; mientras en la primera de cada 100 personas que nacen en el 20% más pobre, 23 se quedaron en la misma posición; en contraste, en la región sur, 63 de cada 100 se mantuvieron en la parte más baja de la distribución socioeconómica.
Además del aspecto territorial, el informe contiene un análisis de género. Primero debemos reconocer que históricamente la mujer ha tenido menos oportunidades que el hombre y esto se refleja en que ellas tienen menos posibilidades de superar la pobreza: 75 de cada 100 mujeres que nacen en el 20% más pobre no logra mejorar su posición; en cambio, para los hombres la relación es de 71 de cada 100.
Otro elemento a considerar en el estudio de movilidad es el color de piel: los mexicanos de tonos de piel más oscuros tienen más dificultades de mejorar su condición socieconómica que los mexicanos de tonos más claros; por otra parte, aquellos que tienen tonos de piel más oscuros y se encuentran en una posición ventajosas, tienen más probabilidades descender en relación con los de tonos más claros.
Ahora bien, después de haber expuesto las adversidades que presentan los diferentes grupos para mejorar su condición de vida ¿qué pasa con la desigualdad en oportunidades? Hay que tener en cuenta que si ésta disminuye habría una mayor movilidad. A nivel nacional, la desigualdad en oportunidades se explica principalmente por la riqueza en el hogar de origen (46%), el máximo logro educativo de los padres (18%), la región de origen y las características de la colonia de origen (ambas con 11%); en la región sur, y donde se encuentra Oaxaca junto a Guerrero, Chiapas, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, los principales determinantes fueron los mismos, pero los porcentajes presentan leves variaciones: riqueza en el hogar (51%), máximo logro educativo de los padres (22%) y características de la colonia de origen (12%) .
¿Cómo impulsar la movilidad social? Algunos elementos en materia de políticas públicas que recomienda la publicación son los siguientes: la ampliación de la oferta educativa en el nivel medio superior y superior, así como una mayor calidad en la educación básica; promover la transición de los jóvenes estudiantes a los mercados de trabajo; resolver las diferencias e ineficiencias en el mercado de trabajo y ello implica intervenir en la dualidad del trabajo formal e informal; hacer del mercado de trabajo un espacio de inclusión, que los menos favorecidos, por ejemplo las mujeres y grupos indígenas, no se queden fuera; protección social universal, es decir, brindarles a las nuevas generaciones el mínimo de bienestar; y por último, aumentar el gasto público para atender los puntos anteriores y que la recaudación sea progresiva, que paguen más impuestos los que más tienen.
En estos días, es común observar en las redes sociales información sobre eventos, pláticas y conferencias que tienen como fin motivar a las personas; a través de esto, se pretende cambiar su mentalidad, con ello tendrían la capacidad para modificar su entorno y les prometen que serán líderes, jefes, etc. Como hemos visto, eso está muy lejos de aproximarse a la realidad, para que las personas puedan superar su condición de marginación deben ocurrir cambios a nivel material. Cuando exista en nuestro país un piso parejo para todos, entonces sí podríamos tomar como variable explicativa de los logros de cada persona el esfuerzo o las ganas.
Facebook: @cristian.salazar.h